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Dejando aparte las distintas tendencias relacionales, lo que sí es bonito y digno de difundir es que la relación desarrollada con cariño y sin tener como objetivo el coito, el placer propio y la genitalidad, o sea la pura castidad genital es algo que una vez probado es mucho más placentera que las relaciones sexuales convencionales.
Me alegro que lo hayáis disfrutado.
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