El delicado equilibrio entre la entrega y el deseo

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El delicado equilibrio entre la entrega y el deseo

peqe75
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Es un tema al que le doy muchas vueltas.

Hace unos años en un foro que ya no existe defendía que los sumisos tenemos una base egoísta. Que nuestra entrega no es desinteresada porque el impulso básico interior para servir era una búsqueda de placer, consciente o inconsciente. Han pasado años, desacuerdos con algunas personas que (creo ingenuamente) pensaban que el "sumiso verdadero" no tiene esos impulsos y que su entrega es desinteresada absolutamente. Pero sigo pensando lo mismo:

Hay una clara componente sexual. Aunque no haya ni siquiera contacto con la otra persona, al sumiso le excita su sumisión a otra persona. Si le excita, hay placer (además, muy intenso). Cuando hay placer intenso, hay deseo de repetir ese placer, se codicia ese sentimiento de sumisión porque se anhela sentir esa embriaguez.

Eso está en la base. Pero si nos quedamos en esa base puramente egoísta no haremos felices a nadie, ni siquiera a nosotros mismos.

Partiendo de esa base, puede venir una fase más madura, en la que entre el COMPROMISO con una persona en concreto.

El grado de madurez de una persona adulta y el alcance del compromiso que adquiera con la otra persona serán los que modulen y sublimen esa entrega, que aun teniendo una base egoísta, pueda limarse y adecuarse a una entrega más completa de uno mismo, más seria, más real y genuina. Y más a largo plazo.

De forma idéntica a como un vainilla siente atracción física/química por su pareja, pero será la madurez y el compromiso la que module y de profundidad y alcance a esa relación y no se quede en un pica-floreo.

Titulo el hilo "delicado equilibrio entre la entrega y el deseo" porque el sumiso se encuentra manejando en sus manos su propio material radiactivo. Con un poco de uranio puedes dar luz a una ciudad enorme durante diez años o puedes aniquilarla en pocos segundos.

Yo no sé en el vainilla, pero en el sumiso el placer de la sumisión, del "sub-espacio" como han llegado a denominar en el mundo anglosajón a ese intenso sentimiento que puede alcanzar un sumiso que se siente sometido, es tan potente, tan embriagador, tan chocante... que puede llegar a nublar la mente y a aniquilar, paradójicamente, el desarrollo de una entrega verdadera, comprometida, inteligente, paciente, respetuosa y humilde.

La entrega es un acto fuera de ti mismo: te das, te ofreces. Tu pensamiento está en las necesidades y en la vida de la otra persona. La atención de tu mente va de dentro a afuera.

El deseo del propio placer, en cambio, te devuelve a tu introspección. Te retira de ese mundo exterior y el signo de la atención se invierte.

¿Cómo compaginar dos corrientes, en apariencia tan opuestas??

Condiciones necesarias para ello:

1- Reconocer cuándo uno está en el "estado 1" (entregado) y cuándo está en el "estado 2" (buscando las cosquillas) - es decir, un mínimo de conocerse a sí mismo y tener la humildad suficiente para reconocer ésto ante uno mismo.

2- Racionalizar el estado 2: saber que somos así, que eso no es malo y ser consciente de que ese deseo puede alimentar nuestra voluntad de entrega y obediencia y ayudarnos en ese empeño en muchos momentos, de forma que transformemos ese placer no en un fin por sí mismo a alcanzar sino un medio más (entre otros muchos) para alcanzar un fin superior: que es una relación feliz a largo plazo con componente de dominación y sumisión

3- Compromiso: la entrega ha de ir más allá de recompensas o ya no será entrega. Creo que es importante un compromiso con uno mismo y con la otra persona de no fallar en esa entrega, incluso cuando ésta no nos aporte beneficio, placer. A sabiendas de 2 cosas:

3.1) Que habrá "desiertos": momentos, incluso temporadas, donde servir y obedecer no nos traerá placer sexual o lo traerá muy mitigado y sin embargo si queremos mantener el compromiso las camas seguirán sin hacerse solas, ni los masajes, ni la comida, ni sus órdenes si no nos arremangamos y continuamos con nuestra servidumbre durante esos desiertos

3.2) Que tras el desierto vienen los oasis y las espesuras. Es decir que mantener el compromiso en los momentos difíciles permite disfrutar de los momentos fáciles

4- Templanza: esta virtud es tremendamente necesaria en nuestro caso (sumisos) para mantener ese compromiso. Debemos poco a poco mejorarnos en controlar nuestros anhelos y mantenerlos a raya, como quien echa carbón en una caldera: lo justo y suficiente para hacerla funcionar, sin hacer que explote por exceso de calor. Saber aguantar los desiertos. Saber reconducir el sentido de nuestra atención, hacia afuera, hacia la persona servida, a menudo amada cuando percibamos que las flechas están apuntando hacia adentro.
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Re: El delicado equilibrio entre la entrega y el deseo

peqe75
Ésto es una lucha diaria. No es cosa de un día y ya está

Si no queremos ser esclavos de nuestras pasiones tenemos que saber conducirlas y sobre todo pensar en los demás y no tanto en nosotros mismos

Invito a los lectores a compartir sus experiencias al respecto. Tanto sumisos que tengan pareja y se vean reflejados en esta lucha como Señoras dominantes que hayan tenido o tengan sumiso que puedan contar cómo era o cómo es la entrega de su sumiso.

Recuerdo como anécdota cómo una chica dominante que tuvo un blog "La Flor del Cerezo" (ya hace muchos años) me comentaba que a muchos sumisos más serios y comprometidos con servirla que había tenido, al cabo de unos meses de convivencia les "bajaba" la calidad de su entrega. Y no entendía el porqué.
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Re: El delicado equilibrio entre la entrega y el deseo

Adrian_sum
Hace muchos años que leo en foros, grupos de debate, etc, acerca de la "verdadera sumisión", he leído docenas de textos donde prácticamente es un crimen que el sumiso busque o quiera placer y la realidad es que, tal como dices, uno se mete en esto buscando una forma de placer.

Aunque esa forma de placer sea, por ejemplo, una jaula de castidad.

La búsqueda de placer del sumiso es así de contradictoria, queremos que nos aten, disfrutamos de que nos nieguen el orgasmo o una simple erección, preferimos no penetrar, tal vez nos excita mas que nuestra Señora esté con otro ... es raro, es difícil de explicarle al que no nos comprende.

El sumiso busca placer, definitivamente, aunque desde la optica convencional parezca que se lo trata de negar. Lo que me lleva a preguntarme entonces ¿que es la "entrega"? ¿Me estoy "entregando" realmente si disfruto de lo que hago?

Pero, ahí está lo que viene con el combo: No todo te va a gustar dentro de la sumisión y vas a tener que ceder cosas. Sorpresa! en lo vainilla, también. Que se yo, si tengo que decir lo que hoy no me gusta, tal vez no me gusta quedarme esperando mientras mi Ama está con su amante. Quizás me gusta menos cuando vuelve y no quiere hacer nada conmigo. Quizás a veces hasta me frustra que me castigue por alguna falta menor que cometí porque ese día tenía la cabeza en otro lado.

Hace mucho tiempo dejé de preguntame que era la "entrega". No se si me entrego, si soy un sumiso o un esclavo "verdadero", creo que como dijiste en tu apertura, es un poco naif creer que existe un sumiso que se entrega a cambio de nada. Disfruto de lo que hago y me aseguro de que mi Señora disfrute de lo que yo puedo hacer por Ella.

¿Baja la entrega con el tiempo? Bueno, si, el refrán dice que "escoba nueva barre bien", mantenga la escoba nueva, innoven, cambien la rutina, ponganse nuevos objetivos en su "entrega", rompan un límite...y si en algún momento hay una baja, conversenlo y vean por que se produjo esa baja, lo mas probable es que sea algo normal, creo que es muy dificil, sobre todo en una pareja consolidada de años, mantener el nivel de pasión, entrega, sumisión, etc siempre en un momento alto.

Creo que me enrosque y extendí mucho, disculpas anticipadas, saludos!

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Re: El delicado equilibrio entre la entrega y el deseo

peqe75
No se me ha hecho largo en absoluto, Adrian

Tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta, disfruto haciéndolo ¿eso significa que me entrego menos a mis clientes? No, salvo que remolonee en aquellas partes de mi labor que ya no son tan gratas (que también las hay): ahí entra en juego el deber, el compromiso, el labrarme una confianza, la lealtad,.... Quizás el que tiene la suerte de hacer lo que le gusta (en el trabajo, en la pareja...) simplemente tiene más riesgo de "acostumbrarse" a la parte buena

La pasión desde luego viene y va. He de decir que yo estoy hoy tan apasionado o más por mi mujer que de novios, pero eso no ha sido así estos años de atrás. Introducir la dominación me ha devuelto la pasión y creo que en parte a ella también le ha despertado un poco su pasión dormida