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Ésta la empecé a poner en práctica la semana pasada. La acción proviene de la voluntad, y ésta, del estado mental y predisposición, de la interiorización.
Lo que he empezado a implementar es el guardar unos minutos al día, una o dos veces al día a lo siguiente:
Guardar unos momentos para lo sagrado, ofrecer el día que viene al de arriba -para lo que quiera, sabiendo que ese ofrecimiento y su ayuda me hará ser un poquito más útil a mi mujer que sin ella- y tras ello dedicar unos momentos a mentalizarme para servir adecuada y obedientemente a mi mujer hoy.
He editado y borrado el proceso que contaba, que estaba haciendo estos días, porque vale casi cualquier forma. Hoy ha sido por ejemplo mientras caminaba.
Para los casados católicos "por la iglesia", amar a la mujer es algo sagrado realmente, se llama matrimonio y es sacramento, siendo sumiso, incorporo sumisión a mi entrega, mi forma de quererla.
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