Re: Permiso para presentarme: Cyses
Posted by Evg on Abr 09, 2022; 7:30pm
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Mi Señora me ha dejado correrme este mediodía. El motivo de haberlo hecho hoy es que quería que me corriera con supervisión, claro, y Ella mañana tiene planes y el lunes un viaje de trabajo que enlaza con sus vacaciones, así que no la veré como mínimo hasta mediados de mes. Eso sí, mientras Ella está fuera, yo estaré a cargo de su amiga.
Me citó a las dos, cuando Ella terminaba de disfrutar de un aperitivo con dos parejas y otra amiga suya. Como siempre en estos casos, permanecí de pie lejos de Ella, pero al mismo tiempo a su vista y con el móvil en la mano, por si necesitaba algo. Cuando terminaron sus cervezas y sus vinos (qué envidia sentí, en lo que va de año mi Señora no me ha dejado quedar con nadie para tomar un aperitivo) me hizo acompañarla, tres pasos por detrás, hasta su casa. Pero cuando entramos en su portal, nos dirigimos al garaje y nos colocamos entre su coche y su trastero. Allí me bajó los pantalones y las braguitas, me dio la llave, me quité el cinturón de castidad y me ordenó masturbarme.
Hacerlo delante de Ella me sigue costando mucho, pero además de esa humillación, hacerlo en un garaje con el miedo a que apareciese alguien ("ni se te ocurra salpicar el coche o lo llevas desnudo al túnel de lavado" me amenazó) fue aún peor. Y sin embargo, los dos meses de castidad, la excitación de ser humillado, las órdenes y, por qué no, la imponente presencia de mi Señora (estaba guapísima con la minifalda que llevaba hoy), hicieron que sintiera deseos de acabar casi nada más empezar a tocarme. Aguanté un poco más, supongo que no mucho, porque enseguida le pedí permiso para correrme; Ella me dijo que sí y a continuación le dio un manotazo a mi mano, apartándola y provocándome un orgasmo arruinado. Todavía jadeaba y gemía, frustrado, cuando me ordenó quitarme los pantalones y las bragas, utilizar éstas para limpiar el semen del suelo y volver a ponérmelas. Tengo que llevarlas puestas hasta mañana, de hecho.
A partir del lunes quedaré a cargo de su amiga, la que me azotó hace no mucho y que ya conocía nuestros juegos. No será una esclavitud como tal, es decir, en principio no tendré que ir a servirla ni nada de eso, pero sí que debo estar a su disposición por si quiere ordenarme algo y, al menos tres días de la semana que viene, me castigará como le apetezca. Luego se lo contaré a mi Señora. Y, si me dejan, lo escribiré también