Re: Permiso para presentarme: Cyses
Posted by Cyses on
URL: http://nuevo-foro-control-de-castidad.325.s1.nabble.com/Permiso-para-presentarme-Cyses-tp847p4060.html
Lamento una ausencia tan prolongada, pero en realidad apenas tenía nada que contar, puesto que mi Señora ya no ejercía como tal y la idea de pertenecer a una amiga suya no llegó a cuajar y hace meses que no sé nada de ella. Aunque he seguido leyendo el Foro e incluso creo recordar que he respondido algo alguna vez, ha sido todo muy aislado y ocasional. Digamos que he estado pasando una temporada libre hasta hace una semana, cuando mi Señora me volvió a llamar. Me quedé alucinado, claro, porque hacía mucho que no me mandaba mensajes, pero no me atreví a preguntarle si su relación iba bien (lo estaba intentando de nuevo con su ex marido) o si estaba en un paréntesis o directamente le apetecía ponerle los cuernos. De hecho, cuando le pedí permiso para preguntarle cómo le iba y qué tal en este tiempo, me lo negó.
Este mes ha sido su cumpleaños y me dijo que iba a celebrarlo con sus amigas pero que, ya que yo siempre le insistía en que era su esclavo y le pertenecía, también quería disfrutar de eso y me llamaba para una sesión a modo de regalo para ella. Acepté, por supuesto, me faltó tiempo, y fui a su casa el día que me dijo. Al principio todo fue como otras veces, me desnudé, besé sus zapatos, me castigó y me humilló, pero de pronto me quitó el cinturón de castidad y me dijo, directamente, que le apetecía follar y que iba a hacerlo conmigo. Creí morirme del gusto, claro, así que por una vez en mucho tiempo pude disfrutar de estar con una mujer con toda libertad, besándola, acariciándola, tocándola por todas partes… hasta que caí. Mi erección fue bajando sin control alguno y sin saber por qué, porque estaba excitado y deseoso como pocas veces, pero tuve un gatillazo.
Al principio se mostró comprensiva y amable, los dos sentados en su sofá, ella ya con una camiseta larga y yo aún desnudo. Pero, cuando se acabó el cigarrillo que fumaba, se transformó de nuevo en un Ama y esta vez en un Ama insatisfecha y enfadada. Esa misma noche comenzó mi castigo, pocas o más bien nunca la había visto tan enfadada ni me había azotado con tanta crueldad, insultándome de todas las maneras posibles, golpeando sin apenas miramientos y amenazándome con cosas terribles. Pero lo peor fue que, en un momento en que estaba tumbado boca abajo en la cama, con el culo levantado por dos almohadones, me corrí mientras me azotaba con la paleta de madera.
Podéis imaginar cómo le puso aquello, que todavía llevo marcas en mi cuerpo de sus látigos y que me duele el culo cuando me siento. Perdí la cuenta de los azotes, las patadas en el culo o los bofetones que me dio, pero en cambio recuerdo todos sus insultos, sus gritos (“¿estás con una tía en la cama y te corres cuando te azotan? ¿Tú qué clase de cerdo eres?”), sus amenazas y hasta que me dijo que me iba a llevar a casa de una pareja de amigos suyos gays, “a ver si a lo mejor te empalmas cuando te folla un tío”. Fue horrible, creo que lo peor que le he hecho y más teniendo en cuenta lo que realmente deseo a mi Señora, que me sigue pareciendo una mujer tremendamente atractiva.
Ha sido un amargo regreso, sin duda. ¡Para una vez que podía disfrutar de su cuerpo y de sus caricias como un hombre normal! Pero está visto que la condición de cada uno puede más. Entre otras cosas, además de sus iniciales, desde ese día tengo que llevar escrito en el pecho “polla inútil” y una flecha apuntándola, llevar bragas o tanga y quedarme media hora expuesto ante la ventana abierta todos los días, algo que ahora que viene el frío es más doloroso aún. Dice que ya pensará más cosas, que buscará nuevas formas de hacerme pagar semejante desprecio y que, por supuesto, no puedo volver a correrme de momento hasta el año que viene; luego ya verá. Le pregunté, asustado, si todo eso quería decir que volvía a ser suyo, a lo que me contestó: “Siempre lo has sido, imbécil. ¿Sabes todas esas cosas que tengo en el trastero y que uso de vez en cuando? Pues una de esas eres tú”