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Te cuento una cosa que yo hacía hace tiempo, cuando era más delgado y flexible. Poder volver a hacerlo es un estímulo para ir perdiendo peso ...
Desde muy joven me ha atraído la humillación, y el ser meado, o más: usado como wc (tragarlo) me ha puesto siempre muy caliente.
De joven, incluso antes de pajearme, me tumbaba en el suelo, me doblaba sobre mí mismo, disponiendo el pene encima de mi boca, y ahí me imaginaba que era esclavo de alguien que me iba a hacer pis, abría la boca y me lanzaba chorritos de pis.
La primera vez que me corrí fue haciendo eso, y obviamente el semen cayó en mi cara y boca.
Con el paso de los años fui perfeccionando el asunto: me autoataba
Me acostaba con la cabeza pegada a mi cama, perpendicular a ella. Me doblaba y las piernas las atrapaba bajo el colchón. Para que fuese más difícil sacarlas después, lo que hacía era poner peso encima de mi cama- Así las sentía apretadas y bien sujetas (además era más cómodo para la espalda doblada, pues quedaban bien fijas, atrapadas y abiertas)
Para las manos usaba unos pulpos, que son elásticos. Les hacía nudo corredizo. Uno lo enganchaba lejos y lo estiraba a tope (bloqueando el corredizo con algo para que no se cerrase con la tensión) bloqueándolo para que no se me fuese antes de meter mi muñeca en el nudo. Ese era el de mi mano izquierda, que no iba a usar para masturbarme y quería que al desbloquearlo, me estirara el brazo totalmente al volver el elástico a su posición normal. El de mi mano derecha lo disponía cerca y dándome un margen de movimientos pequeño en torno a mi pene, para poder masturbarme pero luego dificultar (no impedir del todo) mi desatado, pues esa es la mano que empezaría, tras correrme, el proceso de desatado.
A veces añadía unos bastoncillos del oído para mi boca, para mantenerla abierta (como en los cocodrilos de los dibujos animados, cuando les ponían un palo para que no pudieran cerrar la boca: igual), y una pinza de la ropa en la nariz (no recuerdo si poniendo algo interpuesto para no hacerme daño, eso no me acuerdo ahora, o a pelo), para no poder respirar por la nariz.
Una vez en posición, el pene sobre mi boca y bien atado, me tocaba el pene para que se pusiese erecto (aunque para ese momento ya estaba a tope en realidad) y me iba soltando chorritos de pis que no tenía otra que tragar ... si quería respirar. Al final me corría en la boca, y lo que me solía suceder, es que, como me había corrido, me daba un asco tremendo tragarlo. A veces el principio de la corrida entraba y lo tragaba pero el resto podía mantenerse sin tragar mientras respiraba y me desataba ...
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Eso me hizo pensar en otro sistema para que al final sí o sí lo tragase:
La idea fue añadir un sistema de vasos comunicantes: un vaso (era de estos de plástico con tapa y pajita que daban en la Expo92, aún me acuerdo, con mucha capacidad) que llenaba previamente de mi pis -procuraba que fuese una meada importante, tener muchas muchas ganas- por el agujero previsto para la pajita metía un tubo flexible que tenía de otra cosa, por el cual podía chupar a modo de pajita pero de goma flexible.
El vaso lo situaba en una silla cerca de mi cabeza, muy por encima de ésta, y el tubo lo situaba justo al alcance de donde estaría mi boca.
La idea era, una vez atado y doblado como describo antes, masturbarme, y cuando ya estuviera muy excitado, próximo a correrme, dar un sorbo suficiente para que empezara a vaciarse el vaso de pis. Una vez activado, por vasos comunicantes ya no paraba de salir pipí del tubo hasta vaciarse el vaso por completo. En mi boca, claro.
En ese caso no me ponía los bastoncillos porque necesitaba chupar inicialmente, pero no tenía otra que tragar porque si no se mancharía la alfombra de debajo de mi cabeza, y a ver cómo explicaba yo eso.
No tardaba mucho en correrme. Me caía toda la corrida en la boca y obviamente me daba el bajón de excitación, .... pero tenía que seguir tragando!!! porque el pis seguía cayendo, inexorable, en mi boca, obligándome a tragar y me tragaba la corrida mezclada con el pis. Todo, absolutamente todo, iba adentro.
Sólo una vez tragado todo, me podía concentrar en desatarme.
Añadí un tercer elemento al invento. Mi mente que no paraba!! :
¿Por qué no follarme el culo mientras hacía ésto?
Tenía una mesa de dibujo, cuya regulación en altura implicaba que si el tablero bajaba su inclinación, un tubo vertical bajaba a modo de pistón.
Yo sólo tenía que atar bien fuerte al tubo una zanahoria del grosor que estimara, para suplementar el tubo, zanahoria que previamente había enfundado en plástico (a modo de condón) y posteriormente lubricado con aceite de oliva.
También me lubricaba el culo con aceite.
¿Cómo funcionaba?. La mesa podía inclinar más o menos su tablero, desbloqueando con una palanca ese tubo vertical. Si desbloqueabas, por gravedad -peso- o empujando el tablero, bajaba hasta quedarse totalmente horizontal, y el tubo en su posición más baja. O bien lo podías subir inclinando el tablero a la posición que necesitases y luego bloquear la posición con la palanca.
Pues bien, aplicado a mi invento, lo que hacía era disponer la mesa encima de donde yo me iba a situar, en la posición doblada que antes he descrito, de forma que el tubo con la zanahoria fuese a quedar dispuesto con la punta de la zanahoria exactamente rozando la entrada de mi ano lubricado.
Encima del tablero, que quedaba con algo de inclinación, ponía montones de libros y otros elementos que pesaran bastante, de forma que al desbloquear, por peso el tablero bajara solo y el tubo descendiese automáticamente hincando la zanahoria profundamente en mi culo sin que yo pudiese hacer nada por detenerlo.
Primero me ponía en posición, atrapaba mis piernas y como la palanca quedaba al alcance de mi mano izquierda, antes de atarla, desbloqueaba el mecanismo de la mesa con esa mano. El tablero descendía y me penetraba profundamente el culo inmovilizándome aún más en la posición con mi pene sobre mi boca. Metía mi mano izquierda en su lugar y desbloqueaba, para que el pulpo me la estirara y se cerrara el nudo corredizo en mi muñeca. Y ya comenzaba a masturbar.
A menudo lo combinaba con el invento del vaso pues cuando intentaba combinar el hacerme pis con el estar penetrado me costaba más hacer pis, aunque sí se podía. He de decir que lo de la penetración me fijaba y ataba más y me dificultaba escapar tratando de sacar las piernas de debajo del colchón.
Era muy intenso y desde luego me tocaba tragar toda la corrida.
Una vez de esas, cuando estaba llenando el vaso de mi pis, me dieron ganas de hacer caca. Lo pensé y me imaginé. Si lo hacía no habría vuelta atrás y me tocaría estar bebiendo mi pis con caca, lo aguantara o no lo aguantara, no tendría otra. Me invadió un calor inmenso y llegué a cagar en el vaso. Pero cometí el ¿error o acierto? de mirarlo antes de poner la tapa. Me dió mucho asco y tiré todo al váter. Y no repetí jugada.
Como nota al margen. Al principio (que era preadolescente y tenía mucha flexibilidad) cuando me doblaba sin atarme, al excitarme a tope (que mi pene excitado a tope no sobrepasa los 13,5 cm, 13 en una excitación normal) quedaba muy muy próximo a mi lengua estirada. Y a menudo conseguía lamer un poco mientras me orinaba encima. Sólo en un par de veces conseguí hacerme la paja abrazando con mis labios el borde de mi glande. Fue increíble. Ojalá consiguiera repetirlo. Hoy me es imposible. Tendría que perder 10 kg y recuperar flexibilidad.
Cuando hoy lo hago me queda lejísimos y tengo que usar embudo para que el pis vaya todo donde debe de ir.
Me falta bajar un kilo y 300 g para darme un premio, que va a ser precisamente tragarme una meada buena.
Otro premio que tengo pensado, es, si logro llegar al año de castidad, y si me da permiso mi Señora para correrme y me deja a mi aire, echarme la corrida en la boca, con intención de tragar. Sería una corrida grande.
Si quieres hacer algo relacionado con correrte en la boca, intenta estar al menos una semana o dos sin correrte, guardándote para el gran día.
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Cerrado
