Con el permiso de los lectores, quisiera presentrame. Soy Cyses, sumiso propiedad de una ama desde hace unos cuatro años.
El comienzo de mi relación quizá pueda parecer ridículo: éramos amigos y un día coincidimos en una cena que se animó con copas y conversaciones subidas de tono acerca del sexo y sus variantes. Resultó que ella era dominante y que yo tenía curiosidad, así que quedamos un par de veces más, hablando directamente del tema. Aunque al principio todo eran nervios y casi hasta incomodidad, lo cierto es que nos atrevimos a tener una pequeña sesión. Nos gustó tanto que decidimos seguir adelante con nuestros roles, ella ama dominante que me usaba a su conveniencia, y yo esclavo sumiso a sus órdenes, explorando nuestros límites, divirtiéndonos y estableciendo una relación intensa, pero querida y consensuada por ambos. Mi ama no es mi pareja (tiene novio) y no vivimos juntos, pero algún fin de semana me obliga a ir a su casa y servirla allí, además de utilizarme a su gusto cuando quiere o cuando necesita algo: más de una vez, al salir de trabajar, he tenido que ir a su casa a limpiarla mientras ella se iba a tomar un vino. Me avisa o me llama cuando quiere (siempre ella, yo tengo prohibido mandarle mensajes o whatsapps, sólo puedo escribirle un correo electrónico y si es urgente) y me usa como su criada, tanto en casa como fuera, que muchas veces hago sus recados. Una vez me exhibió ante una amiga suya y hace poco he tenido una experiencia cuckold, aunque sin participar plenamente (si alguien tiene curiosidad y mi ama me autoriza, podría contaros esas cosas para presentarme mejor) Hace cuatro años que no mantengo relaciones sexuales con una mujer y algo más de dos que tampoco lo hago con ella, más allá de darle sexo oral y de dejar que me sodomice, lo que hace con frecuencia. Me obliga a llevar bragas o tanga y, cuando la estoy sirviendo y he de vestirme, ropa determinada y siempre la imprescindible, lo habitual es que sólo pueda un pantalón, un jersey y unos zapatos. Llevo un cinturón de castidad, una jaula metálica grande para que me moleste y me recuerde su dominio, recibo disciplina casi a diario y hay una serie de normas que debo cumpir a rajatabla, tanto si estoy con ella como si estoy en mi casa solo. Además, soy yo quien debe sugerirle nuevas formas de dominación, juegos y castigos, que aplica si le gustan. Ella era lectora del blog Control de Castidad y del foro, de manera que ayer decidió que escribiese en este nuevo Foro para que más gente conociera mi verdadera condición y porque, según ella, le será divertido ver cómo me relaciono con otras personas desde mi posición de esclavo. De hecho, me ha advertido de que debo esmerarme y tener una buena acogida, porque quiere que os haga una súplica. Obviamente, ella supervisará todo lo que escribo y no podré hacerlo sin su permiso, debiendo contestar o publicar algo sólo cuando me autorice. De manera que aquí estoy. Espero poder compartir experiencias, sugerencias y juegos y, por supuesto, no molestar a nadie. Gracias de antemano por vuestra atención y quedo a vuestra disposición por si deseáis que os aclare alguna cosa. Gracias. |
Bienvenido Evg, estaremos encantados de contar con tu presencia en este foro!
Por descontado, escribe y cuéntanos todo cuanto puedas, puesto que al compartir ensanchas nuestro mundo y tod@s aprendemos de ello. Un saludo! itant |
Gracias por vuestra amable respuesta, os lo agradezco mucho. Siempre y cuando me autoricen, escribiré de nuevo y por supuesto quedo a vuestra disposición por si queréis hacerme alguna pregunta o tenéis curiosidad por algo en concreto.
Saludos también para vos |
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Muchas gracias por vuestra bienvenida. Espero, por supuesto, que os guste aquello que escriba.
Gracias |
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Muchas gracias por vuestra bienvenida, sois muy amable. Intentaré despejaros vuestras dudas:
Puesto que mi Ama y yo no somos pareja como tal (digamos vainilla, para entendernos), lo de que tenga novio lo llevamos bien: ellos por un lado y yo por el otro, como un complemento de ella. Es cierto que a veces no puedo evitar desear estar en su lugar, poder ser yo quien vaya a cenar con ella o a tomar algo o de fin de semana; pero como llevamos ya bastante tiempo con estos papeles, tengo asumido que él se queda la parte de salir y tener sexo, y yo la de servirla y ser su juguete para sus caprichos. Tengo claro cuál es mi sitio. Por lo que me ha explicado mi Ama, su novio sabe que le gusta la dominación y que tiene un esclavo. Como aún llevan poco tiempo, de momento parece que no le importa, pero si la relación entre ellos va a más, casi seguro que yo me quedaría fuera, ya que por lo visto a él estos temas no le interesan. Por tanto, no, ni participa ni es sumiso. Sabe que existe un esclavo, aunque no sabe quién es, puesto que sólo me ha visto una vez y sólo de espaldas (en lo que, quizá pretenciosamente, he llamado "experiencia cuckold", puesto que pude oírles no solo haciéndolo, sino burlándose de mí). Lo de no tener permiso para enviarle mensajes es una prohibición de hace tiempo, antes de que tuviese pareja; es, simplemente, porque dice que ese método es el más habitual entre la gente, pero que como yo no soy ni "amigo" suyo, ni compañero de trabajo ni nada, no soy quien para mandarle mensajes. Si me necesita o quiere algo, ya me avisa ella. Espero haber despejado vuestras dudas y os ruego me disculpéis; quizá debí haber hecho una presentación más amplia y explicarme mejor. Y gracias a vos por leer mi entrada |
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Es muy curioso lo que contáis y la verdad es que parece que tenéis razón. Creo que lo que contáis es, en muchos aspectos, la parte "visible" de la dominación, en la que él hace todo para ella sin que aparentemente tenga compensación alguna; a mí me ha pasado varias veces. La última, tuve que hacerle unas fotocopias y llevárselas a una terraza en la que había quedado con una amiga, pero como tardaron en hacerlas y llegué tarde, tuve que esperar de pie en la acera de enfrente a que terminasen: aparentemente yo era uh hombre cualquiera esperando por alguien, pero en realidad estaba esperando a que mi ama acabase su aperitivo.
Creo, como vos, que la chica de la que habláis habrá mantenido esa "amistad" si les es posible, desde luego... |
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Sí, así es. Cuando voy a verla, por supuesto, es Ella quien me la aplica. De hecho, me ha reconocido que le divierte mucho azotarme y hasta que le excita hacerlo. Llego, me desnudo, le beso los zapatos (si lo desea, también se los limpio con la lengua) me da un castigo, más o menos severo, y luego ya empiezo a servirla, me usa o me castiga para su diversión, lo que quiera.
Cuando no estoy con Ella, como en este pasado fin de semana, que no quiso verme, me envía sus instrucciones por mensaje y me la tengo que aplicar yo mismo, lo cual además de doloroso es humillante, pero de eso se trata. Aquí suele alternar los castigos corporales con otros como prohibirme alguna cosa (ayer quise salir a mediodía a dar un paseo y me dijo que no) o, por ejemplo, en vez de tumbarme en el sofá después de comer, tengo que ponerme de rodillas cara a la pared durante el tiempo que ella decida. La disciplina digamos que no es muy larga ni tampoco muy severa, pero sí es continua. Hace unos meses, por ejemplo, durante los días laborables de una semana, al llegar a casa antes de comer, debía de darme veinte azotes con una vara y enviarle una foto de las marcas. El resto del día ni siquiera hablaba conmigo, pero eso debía cumplirlo a rajatabla. Lo habitual es que tenga que sufrir algún castigo corporal y permanecer luego atado un tiempo, bien sea en la cama, a oscuras, o en otro sitio. Y también suelo tener que hacerle una larga felación a un consolador que me obliga a tener en casa, para practicar y que cuando tenga que hacérsela al suyo, pueda hacerlo cada vez mejor. De este modo, me mantiene alerta y vamos corrigiendo pequeños detalles que no le gustan (cuanto mejor me porto, menos disciplina o más tiempo entre una y otra). Creo que podría decirse que es una especie de rutina, tal vez no diaria, pero sí desde luego muy muy habitual y que lo normal es azotes, felación, atadura. Otra cosa es, insisto, cuando me castiga para su diversión o porque he hecho algo realmente mal o que no le ha parecido adecuado, en esos casos su enfado se junta con su vena sádica y el castigo es mucho peor y mucho más amplio: es cuando, además de azotarme o dejarme la cara roja a bofetones, me aumenta los días de castidad, me humilla más o menos duramente, me prohíbe cosas o me hace comer en el cuenco de comida para perros (siempre debo tener sobras guardadas en la nevera, por si acaso) Lo de ir a limpiar o hacerle recados no, no es a diario, sólo cuando Ella lo necesita o me llama. A veces es hacerle la compra, otras llevarla a un partido de padel (y esperar en el aparcamiento, claro, a que termine, se duche y a veces hasta se tome algo) o tirar algo al punto limpio o cualquier cosa que pueda necesitar. Pero siempre a su capricho, no admite que me ofrezca yo: dice que si yo me ofrezco a ir a su casa una tarde, por ejemplo, es porque quiero hacerlo, pero un esclavo no puede "querer" nada. En ese sentido, puedo estar varios días sin saber de ella y luego pasarme tres tardes seguidas a su servicio. Espero haber contestado correctamente a vuestras preguntas, pero si deseáis más detalles, por favor, decídmelo |
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Sí, evidentemente tengo (tenemos) vida al margen, ya que no somos pareja. Ideamos en su momento un sistema que hasta el momento nos funciona bien: cuando está de humor, se acuerda o le apetece, Ella me envía un mensaje con una palabra clave y, si le contesto con esa misma palabra, empezamos a jugar hasta que envíe otro, con otra palabra, que lo pare y yo vuelva a ser "libre". Durante ese tiempo le pertenezco. Así podemos estar un día, tres, una semana o casi un mes, como sucedió el verano pasado. Sabe mis horarios y las cosas que tengo que hacer, de manera que sabe cuándo enviar un mensaje o no para mandarme algo y los fines de semana yo mismo le mando un correo electrónico indicándole si tengo planes, compromisos o cosas que hacer y cuándo puedo estar a su disposición.
Esto último sí que puede variar, si, por ejemplo, considera que no hace falta que vaya a comprar algo a un centro comercial un sábado y decide que no me deja ir y que vaya otro día. Los planes con otras personas siempre me los respeta aunque, cuando son con amigos (y una vez una cena de empresa) a veces me hace ir como esclavo: en una ocasión que salí a cenar y de fiesta, tuve que llevar un tanga, el cinturón de castidad, sólo podía tomar dos copas y, por supuesto, tenía la prohibición de hablar con ninguna chica que no conociera y mucho menos de bailar o intentar ligar con ninguna, por mucho tiempo que lleve sin tener relaciones sexuales. Pero sí, claro que ha pasado que me ha llamado y no he podido ir. O que me ha mandado ese primer mensaje para comenzar y no he podido. En esos casos siempre me ha castigado después, cuando ya he podido estar a su disposición. La dureza de ese castigo depende de lo que hubiese tenido planeado o el incordio que le haya supuesto: desde un castigo corporal más o menos duro, a comer y cenar en mi cuenco de comida para perros durante varios días, aumentar el periodo de castidad en que esté o a ponerme unas bragas un viernes y no poder quitármelas en todo el fin de semana. Pero sí, siempre me castiga. |
Precisamente hoy estoy en uno de esos días; acaba de escribirme sus instrucciones. Os las cuento por si os ayuda a haceros una idea de cómo es nuestro trato.
Tengo que ir a su casa cuando salga de trabajar; ya que no nos hemos visto el fin de semana, comeremos juntos (Ella en el salón, viendo la tele y yo en el suelo, comiendo las sobras que me de) y repasará lo que he escrito en el Foro ayer y hoy, que al parecer no lo ha visto. Si no le gusta, o considera que he escrito algo que no debía o que no he sido correcto con alguno de los lectores, me castigará. Después, como otras veces que he ido, debo recoger y fregar la cocina, prepararle un café y ser su mesita mientras lo toma (a cuatro patas, me pone la taza encima, el mando a distancia, el cenicero y el tabaco) Luego tiene partido de padel. Debo limpiar sus zapatillas con la lengua antes de guardarlas, preparle la bolsa y ya me ha dicho que "calentará" un poco los brazos azotándome antes de ir. La llevaré, esperaré a que termine y la traeré de vuelta a casa. En principio ahí se terminaría mi servidumbre por hoy, pero igual se le ocurre algo más. Si me porto bien, cuando vuelva a la mia podré cenar como cualquiera; si me porto mal, tendré que hacerlo de nuevo en el suelo. Y esperar nuevas órdenes, claro |
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Lamento profundamente generaros dudas, os ruego me perdonéis por ello ya que no era en absoluto mi intención. Disculpadme, por favor, os lo suplico, y, por supuesto, preguntad cuanto queráis, siempre que mi Ama me autorice, os contaré cuanto deseéis saber. No sois en absoluto pesado. A Ella le divierte verme contar cosas tan íntimas y debo confesaros, si me lo permitís, que a mí me agrada encontrar alguien a quien le interese mi baja condición.
Sí cumplo la castidad con la jaula. Ella tiene una llave y yo otra, pero no se me ocurre utilizarla sin su permiso. Al no convivir, nos ha parecido más lógico hacerlo así (como veréis, hay algunas cosas que no se ajustan a lo que sería una dominación más tópica) Cuando estoy en un periodo de castidad prefijado, como es en el caso actual, sí estoy encerrado todo el tiempo y sólo puedo quitármela un par de veces a la semana, siempre por un tiempo limitado (en la ducha, un par de horas, una noche para dormir...) o si voy a hacer deporte. Hasta mi próximo orgasmo va a pasar mucho tiempo y seguramente habrá días o semanas que yo esté libre, pero debo llevar igualmente el cinturón porque está establecido que no puedo correrme hasta mitad de julio y el cinturón me ayuda a contenerme y me lo recuerda. En cualquier caso, cuando en otras ocasiones me "libera" y dejo de ser su sumiso durante unos días, Ella decide igualmente si debo llevarlo o no, o incluso si, como ya pasó, me libera durante unos días pero debo ponerme la jaula para dormir. No sé si me he explicado bien... Estoy soltero, sí. Y no, no puedo tener relaciones sexuales con nadie sin su autorización, que, por supuesto, no me da. O al menos no me la ha dado hasta ahora. Un par de veces que salí le pedí permiso expreso para, si se diera el caso, poder tontear o intentar algo con alguna mujer, pero me lo negó. Respecto a lo de poder iniciar una relación con alguien, aún no se ha planteado el caso, pero, si se diera, sí podría hablar con Ella y dejar de lado la sumisión, aunque, insisto, de momento estoy bien así. Creo que podría decirse que sí, que tengo una relación con Ella, aunque sea como su esclavo. Efectivamente, procuro estar disponible para sus caprichos y estoy un poco condicionado, aunque hay momentos en que uno no puede (o no quiere) y me "arriesgo". Eso ha hecho, lógicamente, que como bien decís, mi espalda, mis nalgas, mis muslos, mi cara y en general cualquier parte de mi cuerpo, haya acabado bien roja y con marcas. Llevé tres varazos en mi muslo durante dos días, por ejemplo, pero ya me he acostumbrado al picor de espalda y a que me duela el culo al sentarme. Respecto al control, es evidente que no puede hacerlo completamente. Es más una cuestión de confianza, aunque a veces no cumplo a rajatabla y ella lo sabe (el ejemplo que ponéis es claro), pero ese mirar para otro lado de vez en cuando o en pequeñas cosas es una forma de aligerar su dominio y hacérmelo un poco más fácil. Es dura y estricta, pero también generosa. De todos modos, en la mayoría de los casos, soy yo mismo quien cumple aunque no esté encima de mí, mi sumisión y la costumbre hacen que, por ejemplo, me desnude y me ponga un collar al cuello para hacer las tareas domésticas aunque esté solo en mi casa, o no vea vídeos si no tengo permiso. Para determinadas cuestiones, como comer en el cuenco o quedarme cara a la pared, tengo que enviarle fotografías (con todas las precauciones posibles, obviamente, sin que se vea la cara, ni nada significativo mío o de mi casa) que demuestren que lo he hecho o lo estoy haciendo. Y, sí, si me ordena cenar en el suelo, aunque no me apetezca en absoluto o no me ponga en ese momento, cosa que ha pasado bastantes veces, lo hago: soy un esclavo y debo obedecer. No sé si esto resuelve vuestras dudas, espero que sí. Tal vez con ejemplos más concretos o, si lo deseáis, puedo contaros cómo ha sido la tarde de hoy por si os sirve para haceros una mejor imagen de cómo es vivir con Ella... No sé, lo que queráis. Me ha dicho que, de momento, os conteste a todo cuanto preguntéis. Quedo, pues, a vuestra disposición, claro |
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De momento seguimos utilizando este sistema, a Ella le sirve y yo estoy contento y lo acepto. Mi jaula es de barrotes, por lo que no siempre la quito para ducharme o para limpiarla y permanezco enjaulado días seguidos sin ningún alivio (lo de quitarla para hacer deporte es para evitar que me haga daño); además, cuando la retiro siempre se lo digo y el motivo por el que lo he hecho. Pero de momento no he llegado a ese punto de querer perder por completo el control sobre mi pene; disfruto de determinados periodos de "libertad" (a veces incluso semanas) en los que aprovecho para desconectar de la sumisión y volver con las pilas cargadas y más ganas que antes. Además, si para Ella está bien así, evidentemente, no soy quien para contradecirla...
No me gusta mandar fotos, aunque no se me pueda reconocer, lo hago porque me lo ordena, pero los vídeos es algo que ni hemos contemplado ninguno de los dos; cuanto menos haya por ahí rodando (aunque sólo sea en su teléfono) mejor. De hecho, yo sólo tengo dos fotografías de Ella como dominante: una es de su pierna, doblada sobre una mesa y calzada con un zapato de tacón alto, y la otra de su mano apagando un cigarrillo en un cenicero que está al lado de un látigo. Confía en mí, sabe que la obedezco y le basta con una sola imagen para saber que he cumplido sus órdenes. Aunque estoy seguro que la próxima vez que lea vuestras entradas, le gustarán vuestras ideas... |
El lunes me llamó a su servicio. Llegué a su casa a las tres y media, vestido con unas braguitas, un pantalón,un jersey de cuello redondo y unos zapatos; para cualquiera que me viera, yo era un tipo absolutamente corriente. Llamé, me dijo que esperara y volviera a llamar en cinco minutos, así que tive que esperar. Cuando por fin me dejó subir, me di toda la prisa posible (tengo que subir los cuatro pisos andando, un esclavo como yo no tiene derecho a usar el ascensor), pero cuando llegué la puerta estaba entreabierta, y ya me estaba esperando, vestida con una larga camiseta. Me desnudé y me arrodillé para besarle los pies, como siempre, pero confieso que no pude evitar una mirada de reojo a sus piernas descubiertas.
Me dijo que comeríamos en el salón, pero mientras ella se sentaba a la mesa viendo la televisión, yo lo hice en el suelo, a cuatro patas sobre un cuenco de comida para perros lleno de sobras: había lentejas, algunos macarrones, un yogur no sé si entero y hojas de lechuga, y le había echado agua por encima. Al menos esa vez no me había puesto también ceniza de cigarrillo, que alguna vez cuando se enfada mucho conmigo me la pone mezclada con la comida. No me dirigió la palabra en todo el rato, salvo un seco "cómetelo todo, que el otro día te dejaste unos granitos de arroz", así que me limité a comer sin más, aunque lo cierto es que la mezcla era desagradable. Cuando terminé, recogí mi cuenco, me limpié la cara y esperé de rodillas a que ella acabase. Recogí y limpié todo, cocina incluida, le preparé un café, se lo llevé y me coloqué a cuatro patas para que me usara de mesita. Estuvo cerca de media hora apoltronada en el sofá mientras yo le sostenía el mando de la tele y el móvil como un simple mueble. Luego se desperezó y encendió su portátil, ordenándome que fuera a prepararle la bolsa de padel. Como sé dónde están sus cosas, no me costó mucho hacerla y se la dejé en la entrada, después de haber repasado sus zapatillas con la lengua, algo que tengo que hacer siempre con el calzado que va a usar cuando sale de casa. Volví al salón y me puse de rodillas cerca de ella para recibir nuevas órdenes, pero lo que recibí fue un bofetón. -Eres idiota -me espetó.- Te has dejado una entrada sin contestar. Se refería al último comentario de peqe75 en el hilo "Mi primera experiencia cuckold", aunque yo no me había dado cuenta hasta que Ella me lo dijo. Me dio otro tortazo igual de grande que el primero y me dijo: -¿Quién coño te crees que eres para no contestar a lo que se te dice, imbécil? -otro guantazo.- ¿Te crees que eres alguien? -otro más. Supliqué perdón entre más bofetadas y le prometí que contestaría en cuanto pudiera, a lo que Ella me respondió: -Pues claro que vas a contestar -otro bofetón.- Pero lo vas a hacer con el culo rojo, cada vez que escribas algo te vas a dar veinte azotes en el culo, con la vara, y te vas a meter un dilatador anal, ¿entendido? Ah, y te vas a quedar dos días más sin correrte, por imbécil. Bueno, no, cuatro y así llegamos al día 15. ¿Me has preparado la bolsa? -Sí, Ama -Pues trae el látigo. Mi Ama tiene varios, pero cuando no especifica más es uno largo de tiras de cuero con el que me azota por todo el cuerpo. Ella está en una gran forma física, siempre fue muy deportista y juega al padel con regularidad, así que sus brazos son fuertes y sus castigos duros. Me azotó un buen rato en la espalda y en el culo (confieso que perdí la cuenta) y luego me dejó a cuatro patas en el salón mientras se vestía para marchar. Tenía que llevarla a su partido. Mientras conducía de camino, me dijo que tenía que hacer varios recados para ella aprovechando que estaría casi dos horas solo: comprarle productos cosméticos y un par de rotuladores permanentes gruesos y pedirle hora en la peluquería. Si me sobraba tiempo podría tomarme un café, pero los recados debería hacerlos andando y, lógicamente, tenía que estar en el aparcamiento cuando Ella saliese. La dejé en el club donde juega y, cuando desapareció en el interior, me puse en marcha, ya que está en una zona de las afueras. Me sentía (siempre me pasa, de hecho) extraño al ir vestido sólo con lo imprescindible y encima llevando braguitas y cinturón de castidad, así que casi hasta evitaba mirar a la gente con la que me cruzaba. De su club a su peluquería hay más o menos media hora, así que cuando terminé de hacer todos sus recados ya había pasado bastante tiempo. No sabía cuánto, porque no puedo llevar reloj y, como esclavo, el móvil sólo lo puedo mirar si suena, cosa que, por supuesto, no había hecho en todo ese rato. Así que, como no estaba seguro del tiempo, volví al club y me quedé junto al coche a esperar a que saliera, cosa que hizo a las 19.30 más o menos. Como no me pareció haber esperado mucho, creo que hice bien en no pararme a tomar un café, pese a tener permiso y, sobre todo, a tener ganas. Le pedí permiso para preguntarle por su partido, pero me dijo que no. Que estaba agotada y no le apetecía ni hablar conmigo ni desde luego tenerme por ahí dándole la lata. "De verdad, no sabes el coñazo que dáis los esclavos", añadió mientras miraba su móvil totalmente despreocupada. Oírle decir eso con aquella tranquilidad, cómodamente sentada en el asiento de atrás del coche (siempre va atrás y por supuesto tengo que abrirle la puerta), como si en realidad estuviera hablando de que le resultaba pesado planchar, hizo que me pusiera colorado y me excitara como un mono; noté mi pobre pene intentando crecer dentro de su jaula. La acompañé hasta su portal, llevando yo su bolsa y caminando tres o cuatro pasos por detrás; tengo que hacerlo así siempre. Cuando llegamos le di la bolsa, ella me miró, me sonrió y me dijo: -Cuando llegues, te das 25 azotes. Procura que me gusten o te darás otros 25. Ah, y cena en el suelo, a ver si así aprendes a contestar cuando te hablan en un foro, ¿entendido? Dije que sí, por supuesto. Ella me besó en la mejilla y luego me dio un manotazo en mi pene, que hizo que me encogiera, así que entró en el portal muerta de risa. Cuando desapareció en el ascensor, me fui a casa, me di mi castigo, le envié una foto y esperé en tensión casi veinte minutos a que ella me contestara un sencillo "vale". Media hora larga después, llegó otro mensaje: "Bien pensado, date otros 25." |
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