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Mucho ánimo Cyses, gracias por compartir tu bonita experiencia!
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Gracias a vos por vuestro ánimo y por interesaros por mi pequeña historia, aunque mi comportamiento como sumiso esté lleno de torpezas
Os ruego me disculpéis en la tardanza en agradeceros vuestro mensaje; el otro día entré pero tuve que irme de improviso y no pude contestaros. Fue mi Señora, cuando puso su hilo ayer (no puedo entrar en él ni a leerlo, no sé qué habrá puesto pero estoy nerviosísimo sólo de pensarlo), quien me lo recordó y me castigó por ello. Es más, hasta hizo una foto de mis nalgas amoratadas por la paleta y me dijo que le había gustado tanto que igual hasta la subía. Tiemblo de vergüenza sólo con pensar que cualquiera pueda ver mi culo azotado... |
Ayer mi Señora me dio un duro castigo. La acompañaba a casa por la tarde después de llevarla a un partido de padel y cuando estábamos llegando a su portal había una pareja besándose. Según Ella, no sólo miré a la chica si no que además me gustó verla "y seguro que hasta pensaste que tú podrías ser ese tío".
Después de azotarme, ponerme la cara roja a tortazos y dejarme completamente agotado, empezó a masajearme la polla por encima de la jaula y a acariciarme las nalgas. Fue entonces cuando me dijo de qué iba el hilo que había abierto, "opciones para el gran día", que por supuesto tengo prohibido leer, y me dijo riéndose que, aunque iba a poder correrme, no iba a ser como yo me había imaginado y que estaba impaciente porque llegase el momento, porque iba a disfrutar Ella más que yo. |
Esta semana por fin llegará el gran día, el viernes por fin podré correrme después de casi cuatro meses, ya que no lo hago desde mediados de septiembre. Es mi récord, nunca había estado tanto tiempo sin poder aliviarme y he de reconocer que lo he pasado fatal, con algún escape de líquido preseminal incluido y unas terribles tentaciones de tocarme las pocas veces que me he podido quitar el cinturón de castidad (para ducharme o dormir, días sueltos). Además de varios castigos, naturalmente.
Eso sí, podré correrme con determinadas condiciones, claro, y la primera de ellas es que me porte bien estos días: mi Señora trabaja, pero yo no, así que debo ir todas las mañanas a las 7.30, llevarla al trabajo, ocuparme de las tareas de la casa, hacerle la compra e ir a buscarla. Cuando regresa, como ha pasado hoy, debo limpiarle los zapatos que ha usado con la lengua, me azota y me despide hasta el día siguiente, con instrucciones para cumplir por la tarde: hoy, por ejemplo, debo cenar en el suelo y quedarme expuesto en la ventana durante diez minutos. Aún no me ha dicho cómo voy a poder desahogarme, no lo decidirá hasta el mismo viernes, cuando lea todas las sugerencias que los lectores han puesto en el hilo que ha abierto Ella y que no me deja leer (y por supuesto no me he atrevido a desobedecerla, aunque confieso que estoy tremendamente ansioso por saber qué han puesto). Lo que sí me ha dicho, aparte de que no será como yo me imagino y que probablemente ni sea placentero ("para tí, yo me voy a descojonar seguro", me ha dicho), es que debo cumplir estrictamente todas sus órdenes o no me dejará hacerlo. |
Mañana será por fin el gran día. Eso me ha asegurado mi Señora, después de estar estos días disfrutando de mis servicios. El martes me sodomizó y ayer miércoles, que vino una amiga suya a comer a su casa, me encerró en el trastero mientras estuvieron juntas. Cuando fue a buscarme, me hizo vestirme con la puerta abierta (el trastero está junto a su plaza de garaje) mientras me daba sus instrucciones, aunque afortunadamente no apareció nadie.
Hoy me ha liberado de la obligación de ir a su casa y digamos que lo tengo más o menos libre; sólo debo comer y cenar en mi cuenco (hasta me ha dado unas cuantas sobras de su nevera) y avisarla si cometo alguna falta o torpeza para que me castigue si es necesario. Mañana Ella no trabaja, así que debo ir a su casa pero a las doce y media; antes tengo una larga lista de cosas que debo comprar (por lo visto, va a hacer una pequeña cena en su casa) y además debo ir con la humillante frase: "peligro, escape de semen" escrita con rotulador en mi cuerpo. Y una vez en su casa, podré, por fin, correrme: mi Señora me ha dicho que no va a ser como me imagino, pero que el otro día sólo quería provocarme y que aun así seguro que voy a disfrutarlo muchísimo, que va a pasar una cosa que me encanta. Estoy a punto de explotar, claro! Después de hacerlo podré leer el hilo que ha abierto Ella, el de "Opciones para el gran día". Eso sí, me ha dicho que antes de leer nada debo dar las gracias a quienes han participado, ya que sin sus sugerencias no podría tener ese orgasmo que tanto deseo. Así que muchísimas gracias a Menda82, Albertos, Carloslopezgon, salva35 y aspirincagedcuckold por participar, por su generosidad y sus ideas y por sugerir a mi Señora que me deje tener unos pequeños momentos de placer. Gracias. |
De nada, pero cuentanos que tal te fue, no nos dejes con la intriga!!😁
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Ruego disculpéis el retraso, pero mi Señora no me ha dejado entrar en el Foro durante todo este tiempo. Ante todo, debo darle las gracias públicamente por dejarme leer el hilo que había abierto Ella y, sobre todo, por dejar que me corriera el pasado día 31. No fue lo que yo esperaba, desde luego, y tampoco estoy muy seguro de que me haya gustado, pero al menos he podido desahogarme.
Me encargó una serie de compras y recados para una cena que había organizado en su casa para Nochevieja, así que llegué a las doce y media de la mañana y estuve preparándolo todo, limpiando a fondo el salón y los baños, poniendo una elegante mesa para seis, colocando los aperitivos, las uvas, etc. Que mi Señora estuviera en vaqueros y camiseta y yo desnudo y con mi cinturón de castidad aún puesto me hizo temerme lo peor, y más cuando, una vez acabadas mis tareas, me dio una tanda de azotes en el culo y me dijo que me fuera. Eso sí, no podía comer y tenía que volver a su casa a las cuatro. Estaba a punto de explotar, lo confieso, nervioso y tremendamente intrigado, así que cuando regresé y me desnudé en el recibidor, lo hice casi temblando. Me llevó a la cocina y me colocó junto a una silla en la que había un cuenco de comida para perros con lo que me parecieron restos de lentejas, sopa, trozos de pizza y algo más que no supe identificar. Me quitó el cinturón y me dijo que tenía treinta segundos para correrme y que debía hacerlo en el cuenco. Creo que me puse colorado (todavía hoy me da mucha vergüenza pajearme mientras Ella mira), pero bastaron un par de movimientos para que mi pene se pusiera como una piedra y amenazara con soltar todo. Cuando le pedí permiso para correrme, por supuesto dentro del tiempo, me dijo que sí, me apartó la mano y me provocó un arruinado que fue aún más humillante por sus carcajadas. Me quedé de una pieza, porque debo confesar que esperaba, sino que me tocara Ella, al menos poder hacerlo yo hasta el final. Se rió mucho mientras el semen goteaba como de un grifo mal cerrado y luego, cuando vio que no caía más, me hizo ponerme a cuatro patas en el suelo y colocó el cuenco entre mis piernas. Empecé a temblar, porque ya sabía por qué no me había dejado comer (y qué iba a tener que comer ahora, claro) y porque además, en esa posición, sólo podía recibir un nuevo castigo, como así fue. Me azotó en la espalda y en el culo, llamándome cerdo y diciéndome que cómo podía ser tan poco hombre que no aguantaba ni treinta segundos sin correrme. Luego se puso de rodillas detrás de mí y, como era de esperar, enseguida noté su consolador penetrándome. Estuvo un buen rato empujando, insultándome y diciéndome que si quería correrme de nuevo que lo hiciera, que Ella encantada y que así no diría que era cruel conmigo, ya que me dejaba tener dos orgasmos. Cuando creía que no iba a poder más, Ella misma me empezó a masajear el pene, hasta que le supliqué permiso para correrme otra vez. Volvió a decirme que sí y volvió a pararse de repente, así que tuve mi segundo arruinado sobre mi cuenco. Para no extenderme más, diré que comer aquello mientras mi Señora se reía y se bebía una copa de vino viendo el "espectáculo" fue el humillante final. Sabía fatal y el aspecto era realmente asqueroso, pero lo hice, e incluso limpié el cuenco a lametazos antes de lavarlo y guardarlo. Mientras me vestía, me dijo que hasta hoy domingo podía estar sin la jaula y que, como no iba a poder correrme, tampoco podía entrar en el foro ni ver nada relacionado con la dominación. "Si quieres ver porno, ves porno normal, de una pareja follando, nada de esas marranadas que tanto te gustan. Pero sin correrse" Hoy debo ir a su casa a las ocho de la tarde; Ella ha quedado a las ocho y media, pero quiere azotarme antes de salir (la primera del año, me dijo). A ver si también me dice cuándo podré correrme de nuevo |
Lo veo bien lo del arruinado, es lo que se suele hacer en estos casos, y gracias que fue generosa y te dejó hacerte dos!
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Sí, por supuesto que ha sido muy generosa y se lo he agradecido mucho. Aunque confieso que (iluso de mí) no esperaba un arruinado y sí poder masturbarme más o menos normalmente, desde luego lo que no esperaba era poder tener dos. Ha sido una experiencia terriblemente humillante (el aspecto del cuenco con las sobras y el semen por encima era asqueroso, la verdad) y a la vez tremendamente excitante.
Me ha dicho que me usará el fin de semana, aunque aún no sé ni cómo, ni para qué ni por cuánto tiempo, sólo me dijo que no hiciera planes y que estuviera pendiente del móvil, que me querría utilizar. Debo llevar de nuevo el cinturón de castidad, aunque por las noches puedo quitarlo para dormir, y de momento no me ha fijado un periodo de castidad concreto, sólo me ha dicho que los esclavos no se corren sin permiso y que ya me lo dará cuando le apetezca. "O cuando me acuerde" Eso sí, la primera tanda de azotes y latigazos del año, que me dio el otro día, ha sido dura. Le gusta mucho hacerlo, pero a juzgar por esta última, yo creo que incluso cada vez le gusta más |
Por fin me han dado permiso para volver a entrar aquí. Lamento tantas ausencias, pero no puedo entrar en el Foro cuando quiero, sino cuando me dejan, y muchas veces los castigos que recibo incluyen no poder entrar. Obviamente, esta pasada semana he recibido uno y he tenido que estar ocho días fuera. El motivo fue que mientras estaba en su casa esperando a que terminase de cambiarse, yo estaba arrodillado en el salón delante de la televisión y empezaron a echar la película de "Instinto Básico", que tengo prohibido ver por sus escenas de sexo (hay algunas pelis y series más que tienen muchas escenas de ese estilo que tampoco puedo ver, como Juego de Tronos, por ejemplo) y, aunque cuando Ella entró en el salón yo tenía la vista fija en el suelo, al ver qué película era se enfadó mucho. Puesto que habían pasado seis minutos, me castigó a estar seis minutos expuesto en la ventana durante seis días y a no poder entrar en el Foro en ese tiempo. Además de darme seis bofetones allí mismo.
El fin de semana pasado estuve con Ella en dos ocasiones pero, de nuevo, no fue como me esperaba. El sábado me citó para acompañarla a hacer unas compras; cuando volvimos y entramos en su portal me hizo bajar al garaje llevando las bolsas en ambas manos; luego me colocó entre su coche y la puerta de su trastero, que está al lado de su plaza, me bajó los pantalones y las bragas hasta medio muslo y me azotó allí mismo con el cable de los auriculares de su teléfono. Fue dolorosísimo, ya que ese cable tan fino me hace mucho daño, pero además tuve que esforzarme por mantenerme quieto para que no mover mucho las bolsas y para no gritar y alarmar a los vecinos. Me dio quince azotes que me dolieron durante varias horas, pero finalmente me hizo subir las bolsas a su casa y me despidió sin dejarme entrar. El domingo tuve que hacer de chófer, llevándola a comer a un restaurante a las afueras y esperándola en el aparcamiento: mientras Ella comía alegremente con sus amigos, a mí me dejó allí fuera un par de horas y me dio una bolsita con un puñado de cacahuetes que fue toda mi comida. Y, por supuesto, tuve que darle las gracias, ya que su idea inicial era no darme nada. La llevé de vuelta a su casa y me hizo subir (fue entonces cuando sucedió lo de la película) porque quería que le planchara la ropa. Después de hacerlo y de recibir mi castigo por lo de la peli me miró con desprecio y me dijo que me fuera, que lo había pasado tan bien en la comida que no le apetecía ni azotarme. Durante la semana he tenido que cumplir con mis obligaciones habituales como esclavo (limpiar desnudo y con las ventanas abiertas, algo que se me ha hecho muy duro por el frío, llevar el cinturón de castidad puesto en todo momento, comer una vez al día en mi cuenco y demás). Acabado el castigo, he podido volver al Foro y espero no ganarme otro, ya que esta tarde me ha citado a las siete en su casa, aunque no me ha dicho para qué. Sólo que lleve las braguitas de flores azules que le gustan, "que igual tienes que enseñarlas" |
He estado con mi Señora el viernes, me citó en la calle, en un sitio que conocemos y que está lejos de su casa. Cuando llegué a su encuentro se limitó a sonreír, me tendió una bolsa que llevaba y me hizo una seña con la mano para que la siguiera, siempre dos pasos por detrás de Ella. Caminamos un rato por varias calles hasta que luego entró en un sex shop.
Me sorprendió bastante, la verdad, pero la seguí, claro. La dependienta era una chica joven, así que me quedé un momento paralizado porque empecé a temerme lo peor. Mi Señora le dijo que necesitaba un par de dilatadores anales relativamente gruesos, así que la chica le enseñó una caja en la que había tres de distintos grosores, dos de los cuales me parecieron bastante grandes desde donde yo estaba. Mi Señora, con la caja en la mano y sin mirarme, dijo: "ah, pues tienen buena pinta. Es que el que usa ahora yo creo que no le vale, porque cada vez que se la meto se queja mucho". La chica, muy profesional y también sin mirarme, respondió diciéndole que con aquellos no tendría ese problema, ya que podría ir poniéndome los distintos grosores para aumentar el tamaño de mi ano y que así, cuando fuera a encularme, no me doliese. Entonces fue cuando mi Señora dijo: "bueno, a ver, si le duele un poco tampoco pasa nada, ya me entiendes" y las dos, ahora sí, sonrieron abiertamente. Yo seguía mirando al suelo, por supuesto ya colorado como un tomate pero sin atreverme ni a respirar. Mi Señora pagó y se despidió alegremente, dándome la bolsa con un sencillo gesto. Cuando salimos se rio al ver mi cara y me dijo: "venga, hombre, ha sido una broma, no pongas esa cara. Seguro que la chica ha visto cosas peores". Yo no lo dudaba, pero en ese momento me sentía tremendamente humillado, así que apenas pude responder un apagado "sí, mi Señora". Estaba atontado, como cada vez que me humilla en público, pero esta vez no estaba enfadado ni casi sorprendido: sentí que aquello era normal. Que soy su esclavo y que por tanto tiene derecho a decir o hacer conmigo lo que quiera, que si quiere hacerle ver a una dependienta de un sex shop que soy un sumiso al que da por el culo, puede hacerlo sin que yo tenga nada que decir. Me di cuenta de que, cuando bajé la cabeza al oírlas hablar, no lo había hecho avergonzado, lo había hecho porque como su esclavo no puedo mirar directamente a una mujer sin permiso, y ellas no me lo habían dado. Se despidió de mí y me hizo volver a mi casa con la bolsa del sex shop; tengo que ponerme un dilatador cada hora y darme veinte azotes en el culo cada vez que los cambie. Mientras caminaba por la calle, comprendí que aquella simple humillación me había hecho descubrir que realmente le pertenezco, que le pertenezco hasta tal punto que si decide humillarme ante una desconocida, está en su derecho. Creo que es un gran paso en nuestros juegos, que quizá empiecen ya a dejar de serlo, porque, aunque sea poco a poco, cada vez avanzamos más y me está convirtiendo en algo más que en un juguete sexual. Últimamente me usa más como siervo (limpiar, hacer de chófer...), ni puedo correrme ni me ha dicho cuándo voy a poder volver a hacerlo y ya no se corta a la hora de "exhibirme" como ha hecho el viernes. Antes de irse me ha dicho que dentro de unos días hará una cena en su casa. Algo pequeño, tres o cuatro amigas como mucho. Y que es posible que me llame ese día, aunque, por supuesto, no me ha dicho para qué. |
Ayer por la noche mi Señora me envió a última hora un mensaje de audio que me ha dejado helado. En realidad es una proposición y no una orden, así que puedo negarme si quiero y sin que afecte para nada a nuestra particular relación, ya que no habrá represalias ni consecuencias negativas. En nuestro contrato de sumisión hay algunos aspectos que tiene que consultarme antes y sobre los que puedo decidir libremente si acepto o no. Y éste es uno de ellos. Aunque el premio es muy pero que muy grande: una mamada, hasta el final, hasta que me corra, sin trampas ni sorpresas, como si yo fuera uno de esos hombres con los que tiene sexo de vez en cuando; una mamada como hace tanto tiempo que no me la hacen que casi ni recuerdo cómo son.
Quiere que un día de esta semana, al salir de trabajar, vaya a su casa a que me azoten. La novedad y por lo que me pregunta es porque no me azotaría Ella, si no su amiga, la que participó en una ocasión anterior y con la que me crucé y tuve aquel incidente de la minifalda a principios de verano. Al parecer han hablado entre ellas durante estos últimos meses y la amiga de mi Señora quiere probar a usar el látigo "de verdad". El plan es que yo llegaría a su casa, me desnudaría y su amiga me azotaría con total libertad y con todos los látigos que quisiera de los que tiene mi Señora, mientras Ella se limitaría a mirar y a darle indicaciones si fuera necesario. Nada más, nada de sexo, servidumbre u otro tipo de juegos. Sólo azotarme para que su amiga pueda hacerlo con toda libertad y decida si le gusta "en serio" o no. Me azotaría por supuesto en el culo y la espalda, pero también en los muslos, el pecho... donde quisiera. Sin más límite que su cansancio o mi aguante, claro, pararíamos en el momento en que yo lo dijera. Mi Señora se encargaría no sólo de ayudar a su amiga, sino de supervisarlo todo y de que no haya ningún problema para mí, por pequeño que sea. Me ha dicho que me lo piense con calma, que me tome mi tiempo y que le conteste mañana, que entiende que es una decisión difícil, aunque esta otra chica ya conoce nuestros juegos y ha participado en ellos, aunque no de un modo tan severo. Mi Señora me libera de mi sumisión para decidir si acepto o no y será sólo decisión mía; dice que si me niego no pasa nada y continuaremos como si el mensaje no hubiera existido. Y que si acepto, como ya he dicho, me hará una mamada hasta que me corra (aún no me ha dicho si ese mismo día u otro) y además no tendré que cumplir castidad alguna durante un mes. Un premio muy tentador, pero el esfuerzo para conseguirlo es muy grande. |
Es un esfuerzo grande y no agradable, nadie quiere ser azotado y menos con látigo (no es broma).
Piénsatelo bien, es tu decisión. |
Me temo que va a quedar un texto muy extenso, así que comienzo pidiendo perdón por ello. La propuesta de mi Señora me tuvo alterado todo el día, hasta que al final decidí plantearle no sólo mis dudas, sino también mis condiciones. Tenía miedo de que, ya que tiene poder sobre mí puesto que le pertenezco, lo utilizase para hacer algo parecido incluso saltándose alguna cláusula de nuestro contrato (cosa que nunca ha hecho, por cierto, ni siquiera ha usado aquellas en las que sólo Ella decide) pero por otro lado lo cierto es que me daba mucho morbo y la fantasía de ser dominado en público, aunque en este caso fuese sólo ante otra mujer, es muy fuerte.
Decidí aceptar, pero, eso sí, con una serie de condiciones y así se lo dije, de manera que el día que tenía que darle mi respuesta quedamos para tomar algo y hablarlo. Lo cierto es que la sensación fue muy extraña, ya que estábamos en un bar rodeados por gente viendo el fútbol, grupos de amigos y nosotros dos como una pareja normal, aunque la conversación no era en absoluto normal. Finalmente, pactamos mis condiciones: yo escogería tres látigos de todos los que tiene mi Señora, obviamente los tres que menos daño me hacen, y dónde utilizaría cada uno (hay uno que, por ejemplo, si me golpea en los muslos, me mata); aunque admitía llegar hasta mi límite, el castigo nunca duraría más de diez minutos controlados por una alarma y se pararía inmediatamente si aparecía el más mínimo indicio de sangre (un simple puntito rojo); me azotaría con pausa, para darme tiempo a recuperarme de los golpes y no me amordazarían para poder utilizar la palabra de seguridad sin ningún problema. En cuanto a la recompensa, confieso que me vine arriba y que pensé que me iba a decir que no y que si estaba loco por pedir algo así, o que quién me creía que era, ya que, además de la mamada propuesta inicialmente y que me haría Ella, pedí que su amiga me masturbara al término del castigo y que, por supuesto, ninguna de las dos veces tendría que lamer el semen. Y luego, si mi Señora quería, empezaría un nuevo periodo de castidad que duraría como mínimo dos meses, uno por cada orgasmo. Me dijo que le parecía razonable, que estaba de acuerdo y que lo consultaría con su amiga para ver si aceptaba lo de masturbarme ella, porque las normas del castigo las admitiría sin problema. Así que nos despedimos tranquilamente, como una pareja normal, y volví a mi casa. Media hora más tarde, me Señora me envió un mensaje diciendo que su amiga aceptaba y que quedábamos al día siguiente a las ocho y media, cuando todos hubiésemos terminado nuestras obligaciones. Creo recordar pocos días con tal estado de nervios, la verdad. Cuando salí de trabajar fui a su casa recién duchado y con el cinturón de castidad limpio y abrillantado. Estaba muy nervioso, y más cuando vi que salieron las dos a recibirme: mi Señora llevaba puesto un vestido corto y su amiga una minifalda aún más corta rematada con una ajustada camiseta; hasta pude ver que no llevaba sujetador. Temblando como una hoja, me desnudé ante ellas, me postré para besar los zapatos de las dos y mi Ama me puso el collar al cuello y me llevo a cuatro patas al salón. Había quitado la lámpara del techo y de su gancho había colocado una cuerda donde me ataron las muñecas; luego ellas se sirvieron una copa de vino y tras hablar un rato, la amiga de mi Señora cogió el primer látigo y comenzó. Aquí debo confesar que mi parte masoquista hizo mucho por mí, ya que no sólo me ayudó a soportar el castigo, sino que acrecentó mi excitación y le dio un punto de placer que no esperaba que fuera tan grande cada vez que mi Señora le daba instrucciones a su amiga o le decía que mejor así o mejor asá. Me sentí como una cosa, como si fuera una hoja de prueba en la que se van escribiendo y tachando cosas hasta dar con la adecuada, reducido a un mero objeto para que una chica hiciera sus prácticas. Mi Señora, con la copa en la mano de la que bebía cada poco, a veces contaba los latigazos, otras le decía que me diera más fuerte en alguna parte concreta, o que intentase más arriba o abajo... Por supuesto que dolió mucho, pero estos casi cinco años bajo su dominio me han entrenado bastante y pude soportarlo, aunque ellas mismas se detuvieron antes de llegar a los diez minutos fijados como máximo. No estoy seguro pero creo que bastante antes, de hecho. Una vez terminado el suplicio, llegó el broche para mí de oro. Me quitaron el cinturón de castidad y mi Señora propuso a su amiga aplicarme crema hidratante sobre mi piel para calmar la irritación y los dolores, de manera que lo hicieron las dos a la vez y sentí ahora sus manos masajeando mi cuerpo castigado. Lógicamente, desnudo y acariciado por dos mujeres, enseguida presenté una erección descomunal, lo que facilitó las cosas a su amiga. Le bastaron un puñado de caricias y movimientos para hacer que explotara y me corriera entre gemidos y espasmos casi más violentos que los de antes. Cuando se fue su amiga, mi Señora me desató, me sirvió un vino a mí también y compartimos sofá e impresiones durante un buen rato. Después, cuando me encontré mejor, me dijo que volviera a ponerme el cinturón de castidad porque su premio me lo daría otro día y me fui. El fin de semana, aunque tendría que tener la polla encerrada, lo tendría libre para poder recuperarme completamente y estar listo para esta semana, que será cuando cobre su premio y empiece un nuevo periodo de castidad y de dominación. |
Me alegro mucho que fuera bien la sesión de látigo.
Al menos todos estos años de practicar castigos pues para algo han servido! Enhorabuena!! |
Estos días hemos recuperado la "normalidad", apenas me ha llamado un par de veces y la mayor parte del tiempo he estado a mi aire, encerrado en mi cinturón, eso sí, ya que no puedo correrme hasta el próximo 5 de abril. Después de la sesión de castigo con mi Señora y su amiga no me han dicho nada de si volverá a participar o incluso si, como me dejó caer el otro día, me va a alquilar un fin de semana y dejarme en sus manos ese tiempo. Algo que me aterroriza y a la vez me excita muchísimo.
El pasado fin de semana pude ver a mi Señora dos veces, el viernes por la noche y el domingo a media mañana. El viernes me castigó con relativa dureza porque tardé una hora en contestarle un mensaje de whatsapp (estaba conduciendo, pero eso a Ella, obviamente, le dio igual) pero luego recibí mi premio por los latigazos del otro día y fue maravilloso. Hacía muchísimo, pero muchísimo tiempo que no disfrutaba del sexo oral y la verdad es que tuve un orgasmo de los más intensos que recuerdo. Después nos tomamos un vino en su sofá, charlando, mi Señora vestida con unos vaqueros cortos y una camiseta holgada y yo desnudo y ya de nuevo con el cinturón de castidad puesto. El domingo me hizo ir a su casa a llevarle tabaco y algo para desayunar y cuando llegué y me desnudé me sorprendió diciéndome que estaba "caliente" porque la noche anterior, que había salido, no había conseguido terminar con un hombre con el que había estado bailando y bebiendo. Así que se puso su arnés, me obligó a hacerle una larga mamada y me sodomizó durante bastante tiempo, hasta que logró no sé muy bien cómo un ruidoso orgasmo. Cuando terminó se tumbó en el sofá y se fumó un cigarrillo. Luego se puso una camiseta y se asomó a la ventana a ver qué día hacía, lo que le dio la idea de la humillación a la que iba a someterme. Sonriendo como una hiena, me miró y me ordenó limpiarle los cristales de toda la casa mientras Ella se duchaba y se preparaba para salir. Me quedé helado y empecé a tartamudear una pequeña súplica, ya que me verían desnudo y además con el cinturón de castidad, pero mi Señora sonrió y me dijo que lo entendía, que si quería ponerme algo encima... podía ponerme las bragas. Me llevó a cuatro patas a la cocina, preparó Ella misma las cosas que iba a necesitar y luego, mientras me desenganchaba la correa, me dijo que escogiera si me "vestía" o no, pero que tenía que empezar ya y que más me valía hacerlo bien o me obligaría a limpiarlos otra vez mientras me azotaba en el culo. Aunque reconozco que temblaba de miedo y vergüenza, me levanté y abrí la ventana de la cocina, pensando en que cuanto antes empezara antes acabaría y en que si me concentraba sólo en limpiar los cristales, no me daría cuenta de si alguien me miraba o no. Además, mi Señora vive en una calle ancha y el edificio de enfrente estaba lejos, tendría que ser mucha casualidad. Oí sus risas apagadas detrás de mí al ver el "espectáculo" y hasta me dijo que hubiera apostado porque iba a ponerme las bragas, porque "te encanta lucirlas" (esto lo dice porque, como no puedo llevar cinturón, el pantalón se me baja y si no tengo cuidado asoma por encima el borde de las braguitas, algo que le encanta y que a mí me resulta muy incómodo) . Luego me dejó cumpliendo la tarea y fue a ducharse. Ni por un momento se me pasó por la cabeza intentar taparme ni nada por el estilo, me limité a hacerlo lo más rápido que pude. Eché un par de vistazos al edifico de enfrente sin ver a nadie, lo que me tranquilizó un poco, así acabé mi tarea más calmado. Estaba terminando de recoger todo cuando mi Señora apareció por la cocina, vestida con una elegante y corta minifalda y zapato de tacón muy alto, como le gustan a Ella. Por supuesto, me postré a sus pies y se los limpié con la lengua y después me hizo vestirme, pero me advirtió de que no me pusiera las braguitas, tendría que llevarlas en la mano hasta que llegara a casa. "Y si quieres salir a dar una vuelta, que te dejo, sales sin ropa interior. Hoy ni tanga, a ver cómo escondes el bulto de la jaula". Ya en el portal, me dio un bofetón y salió sin mirar atrás. Y yo me sentí, de nuevo, más suyo que el bolso que llevaba. |
Hola a todos. Soy E otra vez, la dueña de Cyses.
Quería contaros un par de cosas, la primera, que ha estado castigado y por eso no ha entrado en el foro, no puede hacerlo hasta mañana que es día 1. A mediados de mes tuvo una reunión de su empresa en Santander y se atrevió a no llevar puesto el cinturón de castidad a las reuniones porque decía que le daba miedo que se lo notaran, dice que se lo ponía cuando salían de las oficinas y por las noches. Como si eso fuera problema mío. Además, me confesó que se puso morado mirando a dos compañeras suyas, así que... La segunda es porque probablemente no os lo cuente él, le dará mucha vergüenza pero precisamente quiero que la pase, así le servirá también de castigo por lo que hizo. El viernes por la noche estaba azotándole con la paleta de madera, cada vez me gusta más usarla. A él le duele mucho, pero le deja unos manchones rojos en el culo que me encantan, un día tengo que decirle que suba una foto para que los veáis. Pues el muy cerdo, cuando llevaba doce o trece, va y me pide permiso para correrse. Le dije que no, por supuesto, y además le puse quince días más de castidad, así que ahora no puede hasta el 15 de abril. De verdad que aluciné, el muy cerdo está en un periodo de castidad (ojo, después de que le hayan hecho una paja y una mamada a principios de mes) y quería correrse mientras le azotaba! Como no creo que os lo cuente él, aquí lo dejo. Mañana no sé qué pondrá ni me importa, pero así la próxima vez que hable de que le aprieta la jaula de su polla y de que no puede más sin masturbarse y todo eso, pues ya sabréis que no le hace falta, que con un par de azotes tiene suficiente. |
A todas las amas, sumisos, lectores de este Foro, curiosos y, por extensión, a todas las mujeres.
De nuevo debo exponerme públicamente ante todos y de nuevo debo apelar a su generosidad para que perdonen mi actitud, indigna de un sumiso y de un esclavo, y a años luz de la entrega, devoción y dedicación que muestran otros participantes de esta página, a quienes apenas llego a la suela de sus zapatos. Aun así, soy consciente de que, debido a mis reiteradas faltas, no lo merezco y ya estarán hartos de mis continuas torpezas y cartas de disculpa, de modo que aceptaré gustoso las críticas o castigos que quieran decirme, tanto aquí como en mensajes privados que leerá mi Señora, ya que yo lo tengo prohibido. La reciente entrada de mi Señora ha explicado brevemente pero con total exactitud, las faltas cometidas este pasado mes, una de ellas muy grave, y mi prolongada ausencia de este Foro. Foro al que, de nuevo, debo pedir mis más sinceras disculpas por el vergonzoso y despreciable comportamiento como esclavo y como sumiso en castidad. Pese a que logré contenerme, el mero hecho de pedir permiso para correrme mientras me azotaban es injustificable e hizo que mi Señora se enfadara aún más conmigo. Reconozco, por supuesto, que es cierto que no puse el cinturón de castidad en todo momento, ante el temor de que se me marcase demasiado bajo la ropa que tuve que llevar, distinta a la habitual. También, para mi vergüenza, que además miré en varias ocasiones de modo lascivo a dos compañeras de trabajo, a quienes también pido perdón desde aquí por si, por alguna extraña casualidad, fueran lectoras del Foro. Y reconozco y lamento que, mientras era justamente azotado por ello, la presión de mi pene que intentaba tener una erección dentro de su jaula me provocó tal excitación, que estuve tentado de dejarme llevar y pedí permiso para poder correrme y desahogarme, algo que nunca tuvo que ocurrir. Pese a ser masoquista y disfrutar con el dolor que recibo de manos de mi Ama, debí controlarme y lamento profundamente no haber sabido, una vez más, contener mis instintos y haberme portado como un perro que sólo buscaba su placer de la forma que fuese, incluso aunque en esta ocasión fuera recibiendo una tanda de azotes en el culo. Lo siento muchísimo y sólo puedo intentar corregirme de tal modo que no vuelva a suceder algo así en el futuro, por más que me cueste. Suplico perdón a todos por mi incalificable comportamiento y ruego encarecidamente expresen sus opiniones, críticas o desprecios sobre este hecho en particular o sobre mí en general. Según me ha dicho mi Señora, en caso de no recibir respuestas se demostrará la poca importancia que tengo para los lectores y, por tanto, les habré molestado otra vez con una carta sin interés alguno y deberé ser castigado por ello. A vuestros pies, Cyses |
Cumpliendo con su promesa si nadie respondía a la carta que me hizo publicar ayer, mi Señora me ha castigado. A partir de ahora y hasta nuevo aviso, en lugar de mis braguitas habituales, debo llevar tanga, medias y liguero bajo la ropa cuando salga a la calle, incluso a trabajar; pero, además, antes de cenar, debo colocarme de espaldas a una ventana durante cinco minutos vestido sólo con esas prendas, " a ver si así interesas a alguien". He de comprar el liguero esta tarde, negro o rosa. Y como extra, esta noche tengo que dormir desnudo en el suelo de la entrada de casa y unido a la manilla de la puerta con una cadena.
Tampoco puedo comentar nada en este Foro ("no molestes a la gente"), sólo publicar lo que Ella me indique y contestar si alguien responde. Ya me avisará cuándo termina este castigo. Le he dado las gracias por ocuparse de mí y de nuevo le he suplicado su perdón por mis torpezas. |
Finalmente he estado castigado una semana y las cosas han vuelto más o menos a la normalidad. Eso sí, tengo limitada la entrada al Foro, sólo puedo escribir dos veces al mes hasta nuevo aviso (siempre que no sea una respuesta a alguien) y si quiero ver porno o algo similar, tiene que ser de cornudos. Mejor si hay bisexualidad forzada, que sabe que no me gusta nada.
Que mi Señora me deje ver porno se debe a que ya se acerca abril, mes en el que podré correrme de nuevo (aunque no me ha dicho cómo, me imagino que con un arruinado y gracias) y a que estos días me ha relajado un poco la dominación, ya que apenas nos hemos visto ni hablado. Anda bastante liada con su trabajo y con compromisos los fines de semana, así que este mes me ha dejado un poco al margen. Puedo quitar el cinturón de castidad para dormir y para hacer deporte, aunque no puedo tocarme, y otras serie de cosas en casa (comer normalmente, tumbarme en el sofá, etc), además de que, de momento, la única disciplina que tengo que seguir es la de darme unos azotes al levantarme y acostarme. Llevo cinco días sin noticias suyas, aunque la última vez que nos vimos, hace unos días, no fue especialmente agradable para mí, ya que una de las ramas de árbol que utiliza como vara se rompió mientras me azotaba con ella. Evidentemente, la rama estaba muy seca y no era especialmente gruesa, pero le dio la excusa perfecta para enfadarse conmigo por romper uno de sus instrumentos. Creo que todavía me duele el culo al recordar el castigo. No sé si atreverme a pedirle permiso para escribirle y preguntar cómo está. Lo cierto es que la echo de menos, y sus mensajes y hasta sus cortantes "no" cuando intento hablar con Ella y no me deja. |
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