A todos los lectores del Foro:
Por la presente me expongo de nuevo públicamente para reconocer mi grave falta de haberme corrido sin permiso y rompiendo el periodo de castidad y las condiciones prefijadas por mi Señora. Ayer sábado fui llamado a su presencia y, después de una sesión de disciplina y de utilizarme para servirla, me ordenó satisfacerla sexualmente con mi lengua. Pese a tener mi pene dentro de la jaula, no pude contener un intento de erección y poco después me corrí dentro mi cinturón de castidad y sin siquiera pedir permiso para hacerlo. Soy consciente de lo terrible de mi fallo, puesto que no sólo rompí con el periodo de castidad fijado, sino que además lo hice en un momento en que el único placer sexual que debía haber en ese momento era el de mi Señora y no el mío, lo que ha hecho que mi falta sea gravísima. He recibido un duro y merecido castigo corporal en el que, entre otras cosas, me han azotado ante una ventana abierta a plena luz del día, me han golpeado el pene y los testículos y me han encadenado desnudo en un trastero durante varias horas. Sin embargo, nada de esto puede borrar mi incalificable conducta y mi falta de disciplina, sólo es la lógica consecuencia de ello. Aunque como esclavo no puedo desear nada, quisiera de corazón poder borrar esa lamentable acción y no haberlo hecho: por muchos estímulos recibidos, mucho tiempo sin alivios y demás circunstancias que pudieran ser tomadas como atenuantes, el verdadero hecho es que incumplí una orden y además cuando mi Señora me estaba concediendo el inmenso privilegio no sólo de tocarla, sino de darle placer. Además de este vergonzoso incumplimiento de una orden, reconozco también haber sido un inútil y no haber sabido comportarme como debo, puesto que a lo largo de estos meses he tenido actitudes totalmente inaceptables (dejar escapar semen, mirar a mujeres sin permiso e incluso tener fantasías, entre otros) que me han demostrado lo lejos que estoy de otros sumisos que sí obedecen las órdenes, sí saben contener sus instintos y sí tienen como única meta obedecer a sus Señoras de la mejor manera posible, dejando su propio placer a un lado. He creído ser lo que no soy dándomelas de sumiso cuando en realidad he sido un mal esclavo y mi lamentable actuación sólo demuestra que estoy más cerca de ser un perro incapaz de controlarse que de alguien capaz de servir adecuadamente a su Ama. Lamento profundamente haber incumplido una orden, haber roto mi periodo de castidad y haber decepcionado, una vez más, a mi Señora. Lamento, por supuesto, no estar a la altura de los sumisos y lectores de este Foro y lamento, cómo no, mi injustificable comportamiento, más propio de un pervertido y que me ha colocado en mi verdadero sitio, al lado de los animales domésticos que no pueden controlar sus instintos. De este modo, y cumpliendo las órdenes de mi Ama, publico tanto en este hilo como en uno aparte, para darle mayor visibilidad a mi vergüenza, esta carta con la que suplico el perdón de quienes la lean. Me ofrezco, asimismo, para aceptar las recriminaciones, críticas o reproches, e incluso castigos si lo deseasen, de los lectores, hechos tanto en público como en mensajes privados: soy consciente de que merezco todos y cada uno de ellos y aceptaré humildemente y con agradecimiento cuanto quieran decirme. Confío en que las nuevas normas de comportamiento que me han impuesto a partir de este desastre y que se han endurecido mucho, surtan efecto y pueda acercarme siquiera un poco a lo que se espera de mí. Aunque entiendo que después de mis continuos fallos ya no tengo credibilidad alguna, expongo mi compromiso para mejorar, para convertirme en ese esclavo obediente, dócil y atento que mi Señora merece e intentaré desde ahora mismo cumplir con todo aquello que se me ordene de la mejor manera posible. Por todo ello, suplico pues el perdón de los lectores, sumisos, dominantes o simples curiosos. Puesto que mi Señora me ha autorizado a compartir mis experiencias con ellos, es justo que también deba suplicarles. A vuestros pies Cyses |
Primer día con las nuevas normas que me ha impuesto mi Señora después de mi vergonzosa actuación de ayer.
Se acabaron las contemplaciones y los momentos en los que hacía la vista gorda por alguna cosa. Para empezar, el cinturón de castidad no puedo quitármelo por ningún motivo y esta tarde tengo que entregarle la copia de la llave que tengo yo; estaré totalmente a su merced. He dormido en el suelo, sobre la alfombra al lado de mi cama, con el cinturón, las manos atadas y el collar al cuello. El cansancio por el castigo sufrido hizo que durmiese varias horas seguidas, pero he estado muy incómodo y me he despertado antes de lo habitual. He tenido que ducharme con agua fría, algo que me resulta muy desagradable y, desnudo, abrir todas las ventanas de la casa y desayunar y recoger todo de ese modo. Hasta he guardado algunos restos del desayuno en un tuper, porque esta semana debo cenar sobras todos los días en mi cuenco de comida para perros, "condimentadas" además con ceniza de cigarrillos ("cenas y duermes en el suelo, como el perro que eres"). Después, cumpliendo las órdenes recibidas, veinticinco azotes con la vara a modo de disciplina antes de salir a la calle. Además de sus iniciales en las nalgas y la jaula, he tenido que escribirme la palabra "cerdo" en un muslo y "salido" en el otro; no puedo ir al gimnasio, ya que se me verían en el vestuario, ni a la playa, puesto que sólo puedo ir a una zona nudista. También tengo que llevar el dilatador anal en el bolsillo, por si me ordena ponérmelo en algún momento. He podido trabajar con relativa normalidad, aunque gracias al horario flexible y a una anulación de última hora ya estoy en casa. Sentarme esta mañana me ha supuesto un terrible suplicio, entre el dolor que aún tengo del castigo, el dilatador que tuve que ponerme a eso de las once y el propio cinturón, que creo haber dicho que es una de esas jaulas de acero que resultan incómodas para casi todo, salvo cuando se está de pie. Esta tarde debo pasar media hora de rodillas cara a la pared y pendiente del móvil por si me manda alguna cosa. No me ha dicho cuánto tiempo voy a estar en castidad, ni se me ha ocurrido preguntarle. Pero me temo que esta vez sea una cifra altísima, al menos para mí. O, incluso, que no me deje hacerlo durante todo el verano, como me parece que le había sugerido su amiga. Lo que sí me ha dicho, sin especificar más, es que me castigará de nuevo por lo ocurrido. |
Suscribo cada una de las palabras de la respuesta de Peque75, en el otro hilo. És más, creo que lejos de castigarte, te mereces un premio, puesto que , cómo también ha dicho Peque, esa eyaculación es la prueba más sincera de tu devoción y adoración hacia tu dueña, el tributo más hermoso que le puedas dar, eyacular sin tocarte, solo por el mero hecho de adorarla y además hacerlo sin disfrutar de tu propio placer.
Es más, por si tu dueña lee ésto, creo que lo que es digno de castigo es justo lo contrario, es decir, que creo justo que cada vez que ella te permita adorar SU TEMPLO y no eyacules sin tocarte y sin placer, le sume un mes de castidad al tiempo que llevabas. Bajo mi punto de vista, deberias eyacular por el mero hecho de verla desnuda. No hacerlo, no darle esa ofrenda, es un insulto. |
Finalmente ha habido cambio de planes y la media hora que tenía que pasar esta tarde cara a la pared ha sido en su casa, de rodillas ante el paragüero de la entrada y mirando el canto de la puerta. He tenido que ir a entregarle la llave del cinturón de castidad, de modo que ahora todas las copias las tiene Ella, no puedo quitármelo para descansar o ni siquiera limpiarlo. Me ha dicho que me la devolverá cuando se vaya de vacaciones "si me acuerdo".
Tuve que limpiarle el baño, recoger la cocina, planchar un montón de ropa de verano y prepararle la bolsa de padel mientras Ella descansaba en el sofá y creo que incluso dormía un poco de siesta. Luego me mandó al rincón de la entrada, donde estuve bastante tiempo (imagino que la media hora que me había dicho, pero no tengo forma de saberlo) y después me hizo levantarme, apoyar las manos en la pared y separar las piernas: me dio dos patadas por detrás, alcanzándome los testículos y el pene enjaulado. No suele castigarme así (además se había puesto zapatos), y puede que hasta se haya hecho daño al chocar su pie con el acero de la jaula, pero, aunque no fueron patadas muy fuertes, el que de verdad estuvo y está dolorido soy yo. Me hizo levantarme y apoyarme otra vez y me azotó en el culo con el látigo hecho con cuerdas anudadas; vamos, que sigue enfadada por lo de ayer. Luego me ordenó vestirme e ir a por mi coche, ya que tenía que llevarla a su partido. Por el camino fue leyendo los mensajes del Foro e incluso me comentó (ya lo expongo en el hilo que abrí, siguiendo sus órdenes, sólo para eso), que en parte estaba de acuerdo con lo expuesto, pero que lo fundamental seguía siendo que había desobedecido una orden y es no lo podía tolerar. "¿Te imaginas que no te hiciese nada?", me dijo. Luego puso voz de falsete y añadió "Oh, perdón, señora, es que tenía muchas ganas de correrme... ¿Y a mí qué? Si tienes ganas, te jodes y te aguantas, ¡que eres un esclavo!¡Un puto esclavo!". La he dejado en el club donde juega, no hace falta que la espere, así que he regresado a casa. Me espera una cena asquerosa en mi cuenco y una dura noche durmiendo atado en el suelo. |
Anoche volví a cenar en el suelo, sobras de varias comidas anteriores adornadas con ceniza de cigarrillo y con agua por encima, lo que lo convirtieron en una mezcla desagradable, pero que terminé completamente. Dormí poco y mal en el suelo, me costó mucho encontrar una postura en la que pudiera estar más o menos cómodo con las manos en la espalda, y cada poco algún movimiento me hacía despertarme. Además, saber que por primera vez no tengo ninguna copia de la llave del cinturón de castidad me ponía nervioso: ¿y si mi Señora decidía que no quería devolvérmela? ¿Todos mis orgasmos tendrían que ser como el del otro día, un arruinado dentro de mi jaula? Estos pensamientos provocaban el efecto contrario, claro, que intentase tener una erección, así que el dolor se sumaba a todo lo que me impedía dormir.
Cuando sonó la alarma ya estaba despierto y muy cansado. De nuevo la ducha con agua fría, la exposición con las ventanas abiertas, los azotes con la vara, repasar las iniciales y las palabras de mis muslos. Mi Señora hoy no trabaja y yo tengo libre el resto de la semana, así que he quedado con Ella esta mañana para llevarla a un centro comercial, quiere hacer unas compras para sus vacaciones y yo tendré que esperarla en el aparcamiento hasta que me diga lo contrario. Me ha dicho que me ponga un tanga y el dilatador anal, por mucho que me moleste para conducir, pantalón largo, camisa y zapatos. Y en el coche debo llevar el collar de perro, si cree que me porto mal en algún momento me obligará a ponérmelo. Aunque me ha llamado para servirla, sigue enfadada conmigo. Cómo lo siento! |
Hoy he tenido que madrugar. Después de otra cena asquerosa en mi cuenco y de mal dormir de nuevo en el suelo, logré cerrar los ojos y descansar un poco apenas media hora, lo que tardó la alarma en despertarme con un chillido. Me duele el cuerpo entero por el cansancio, me pica la espalda por los latigazos y me duele el culo, tanto por los paletazos que me dio ayer tarde como por la sodomización a la que me sometió, sin usar lubricante alguno (ni siquiera mi saliva, ya que no me hizo chupársela) y empujando yo diría casi que con violencia; hasta se tuvo que parar un momento para amordazarme de tanto como me estaba quejando. Y, por supuesto, me duele el pene, encerrado en su jaula y queriendo salir y crecer cada poco.
Puesto que estos días no trabajo, mi Señora ha decidido utilizarme, así que a las 7.30 de la mañana estaba llamando a su puerta. Como Ella tenía prisa, me azotó en la espalda, en el culo y en los muslos, me hizo limpiarle sus zapatos con la lengua y se fue a trabajar, dejándome en su casa como criada y con una larga lista de cosas que hacer: la cocina estaba sucia y con cacharros del día anterior, el baño revuelto, la bolsa de padel sin deshacer, etcétera. Mi Ama no es desordenada, así que está claro que lo ha hecho a propósito para darme tareas. Durante cerca de dos horas limpié y recogí la cocina, hice los baños (tiene baño y aseo), puse la lavadora y tendí la ropa, pasé la aspiradora, limpié el polvo, doblé y guardé prendas de ropa y ordené toda la casa. Luego, empapado en sudor y agotado (llevo varios días sin apenas descansar y durmiendo muy poco), le preparé la comida y fui a hacerle unos recados que me había apuntado. Cuando terminé, dejé la copia de las llaves que me permitió utilizar en el mueble de la entrada y volví a mi casa, que se había quedado sin hacer, naturalmente. Anoche le supliqué que si por favor puedo dormir en la cama, ya que en el suelo apenas estoy descansando y además el resto del día no puedo utilizar el sofá (sólo me deja descansar sentándome en una silla, si me quiero tumbar tengo que hacerlo en el suelo). Me dijo que no. Luego le supliqué que, en ese caso, si podía dormir desatado o al menos con las manos atadas delante, ya que con ellas a la espalda es mucho más difícil encontrar una buena postura y, al tener el cinturón de castidad, no iba a hacer nada. Me dijo que no. Que el otro día, cuando eyaculé sin su permiso, también lo llevaba puesto. Luego me dijo que desde cuándo tenía permiso para suplicarle nada, que quién me creía que era y que si me estaba olvidando de lo que era y de que estaba enfadada conmigo, así que, para recordarlo, además de cenar también debo comer en el suelo. Y cuando Ella salga de trabajar a las tres, tengo que volver a su casa para que me azote otra vez. |
Hoy he tenido que madrugar un poco más, ya que me citó en su casa a las 7.00 de la mañana. Estoy muy cansado porque apenas puedo dormir bien, aunque he de reconocer que anoche, tras una nueva cena de mal aspecto y sabor aún peor, pude descansar del tirón casi hasta las cuatro. Logré acomodarme boca abajo, haciendo un pequeño hueco con mis piernas para el cinturón de castidad, pero a partir de las cuatro ya volví a despertar continuamente y a estar terriblemente incómodo.
Cuando llegué a su casa me explicó las tareas cotidianas que tenía que hacer (su habitación, recoger la cocina, hacerle la compra y prepararle la bolsa de padel) y me enseñó los "extras": tenía toda su ropa de invierno desparramada por el salón, abrigos, zapatos y botas incluidos. TODA. Mi Señora es una mujer joven, que gana dinero y le gusta la ropa, así que es evidente que tiene mucha. Mi tarea era lavarla, plancharla y recogerla de nuevo para guardarla en lo alto del armario. Me explicó cómo funcionaba la secadora y me dijo que todo debía estar listo y recogido a la una de la tarde. A los zapatos y botas, además de ponerles betún, cepillarlos y abrillantarlos, debía darles también una pasada con la lengua, a los dieciocho pares. Después me azotó de nuevo en la espalda y el culo, me dio un bofetón que me volteó la cara y se fue, dejándome allí. Me ha llevado toda la mañana, pero finalmente he logrado cumplir sus órdenes en el tiempo establecido. Le envié fotografías de las montañas de ropa planchada y luego recogida, de los abrigos cepillados y también de los zapatos, incluso me las ingenié, después de varios intentos, para hacerme una lamiendo una de las botas; aunque Ella no estaba, no se me ocurrió ni por un momento no hacerlo. Ésta ultima foto le hizo mucha gracia, por cierto (me preguntó si me había empalmado cuando los lamía) Me dijo que lo había hecho bien y que me fuera, que quizá volviese a casa acompañada y no quería verme por allí. Ah, y como recompensa, aunque esta noche debo acostarme de nuevo en el suelo, si despierto en algún momento podré subirme a la cama. |
Mi Señora se ha ido este fin de semana, por supuesto que sin decirme a dónde ni con quién, y ayer me hizo ir a comprarle una caja de condones. Lo peor es que me dio instrucciones precisas de cómo comprarlos: Ella ha entrado en la farmacia, una que conoce que "casualmente" sólo está atendida por mujeres, detrás de mí, como si no me conociera y yo tuve que pedirlos diciendo:
-Quería una caja de condones. De los grandes, que no es para mí. La chica intentó disimular una risa. Pero mi Señora, que fingía esperar su turno, soltó una pequeña carcajada y cuando la miramos, yo avergonzado y la dependienta sorprendida, dijo: -Perdón, pero es que no es normal esa sinceridad. -No, desde luego que no -ahora la dependienta sí que sonreía abiertamente. Me puse colorado como un tomate y pasé los dos minutos más largos de mi vida mientras me envolvía la dichosa caja de condones y me cobraba. Salí y esperé un poco más allá a que mi Ama, muerta de risa, me alcanzase y los recogiera. Se burló de mí, me dijo que igual no hubiera sido necesaria esa humillación porque ya se veía en mi "cara de pringado" que era un "pichafloja" que seguro "que no folla desde hace siglos" y después me deseó que lo pasara bien el fin de semana y que, sobre todo, me portase bien. Yo le dije que así lo haría, esperando tener que cumplir sin más las normas habituales, pero antes de irse mi Señora me dio sus últimas instrucciones: como Ella iba a estar fuera, yo debía ir tanto el sábado como el domingo, a casa de su amiga para que me azotase, "para que no olvides lo que eres". Me dio su número de teléfono y, siguiendo el mismo protocolo de pedir permiso antes para hablar, me puse en contacto con ella. Tengo que ir a las dos a su casa, que está bastante lejos de la mía, a dejar que me azote durante al menos quince minutos. La llave del cinturón de castidad, por supuesto, la sigue teniendo mi Señora, que sigue sin decirme cuándo voy a poder liberarme y yo sigo sin atreverme a preguntárselo. |
He podido pasar un fin de semana bastante tranquilo, excepto por el sábado a las dos y el domingo a las cuatro y media, que es cuando he tenido que ir a casa de la amiga de mi Señora para que me azotase. Debo agradecerle que no fuese demasiado dura y que tampoco se entretuviese demasiado, aunque sus burlas al verme desnudo con el cinturón de castidad puesto fueron casi más crueles que los latigazos.
Mi Señora regresó a media tarde del domingo y me envió un whatsapp a ver qué tal me había ido. Luego me concedió el privilegio de poder hablar con Ella por mensajes, hacía muchísimo que eso no pasaba, aunque no estoy seguro de haber querido leer alguno de ellos. Me dijo que había estado en un sitio fantástico, que le había encantado y que había estado pensando en volver en unos días, pero llevándome como su esclavo. Confieso que ahí me asusté un poco, pese a la inevitable excitación, pero me asusté un poco más cuando me dijo que además sería 24/7, es decir, desde que la recogiera en su casa hasta la vuelta: sólo podría llevar tres prendas de ropa (pantalón, camiseta y calzado), un bañador liso y corto y un par de braguitas, tendría que servirla en todo momento en la piscina, me castigaría y me usaría como si estuviera en su propia casa y, cuando le apeteciera, me tendría que quedar encerrado en la habitación mientras Ella salía a divertirse. Y no se llevaría la llave del cinturón de castidad. Me quedé muy sorprendido y nervioso, porque es algo que no hemos hecho nunca, pero casi sin darme cuenta, ya le había respondido que haría lo que Ella quisiera, por supuesto, que yo era suyo. Y me contestó diciendo que por supuesto que era suyo, que no me lo estaba preguntando ni proponiendo; que, simplemente, me lo estaba diciendo. Luego me ordenó no molestarla más. |
Mi Señora me prohibió entrar en el foro estos días, después de castigarme el pasado lunes por la noche. Luego apenas me ha dicho nada, hasta que me envió un mensaje de audio a primera hora de la mañana dándome permiso para volver a entrar y explicándome sus planes.
Se va a ir de vacaciones y ha decidido dármelas a mí también, aunque en mi caso serán un poco especiales. Finalmente no me va a llevar, dice que lo ha pensado mejor y que no tengo derecho a disfrutar del mismo hotel que Ella, ("aunque sea del suelo de la habitación"), así que se irá sin mí y no me llamará hasta que vuelva, que no me ha dicho cuándo es. Podré tener la llave del cinturón de castidad para casos de emergencia, porque no me va a dejar quitármelo, tendré que comportarme en todo momento como un sumiso aunque no esté y antes de irse me dará un castigo duro y largo para que recuerde mi condición y cómo debo portarme en su ausencia. Probablemente me lo de mañana viernes o el sábado, así que imagino que se vaya la semana que viene, no sé por cuánto tiempo. Respecto a la castidad, me ha dicho que me va a vaciar antes de marcharse: es decir, me obligará a correrme en mi cuenco de comida para perros las veces que sean necesarias (tres, cuatro, cinco...) hasta que no me quede ni una sola gota, lo mezclará con un poco de agua y lo tendré que beber todo. Luego me pondrá de nuevo el cinturón y quedaré encerrado hasta nuevo aviso. Si me porto bien, me permitirá liberarme una o dos veces antes del famoso Locktober (este año me va a obligar a hacerlo), y si no tendré que aguantarme, porque además ya me ha advertido que no va a tolerar otra eyaculación sin permiso. |
Ruego a todos me disculpen por mi ausencia estos días, mi Señora se fue de vacaciones y me prohibió entrar en el Foro mientras Ella estuviera fuera. He de ir a recogerla ahora a mediodía al aeropuerto y después de que haya terminado conmigo, podré volver a escribir de un modo más o menos normal.
Me vació el pasado 16 de julio, cuatro humillantes masturbaciones que cuya carga tuve que beberme mezclada con agua caliente después de que me castigase duramente. En este tiempo he tenido que comportarme como un sumiso pese a su ausencia y enviarle cada noche un correo con imágenes de la disciplina que tenía que aplicarme y de las comidas que tuve que hacer en mi cuenco de perro. Creo haberlo hecho de un modo correcto, al menos no me ha dicho nada, y me parece que ha servido para que ya no esté enfadada conmigo. Cuando disponga de más tiempo, retomaré el hilo de lo que ha ocurrido estos días. |
Ayer me ha pasado algo extraordinario y que de nuevo ha vuelto a unir las líneas del placer y la humillación. Hace un tiempo mi Señora me dijo que quizá tendria que darle placer sexual a una amiga suya que llevaba mucho tiempo sin hacerlo... y ayer fue ese día. No me corrí (tenía orden de evitarlo al máximo posible) pero ella sí y debo confesar que poder volver a tocar libremente a una mujer y sentir cómo tenía placer después de tanto tiempo ha sido fantástico. Todavía estoy en una extraña nube, por eso y por lo que vino después.
La chica trabaja en una tienda, quizá hasta sea la dueña, no lo sé. Treinta y algo, es bonita de cara pero no es precisamente delgada ni de esas mujeres que atraen las miradas. Mi Señora me dio las instrucciones de qué debía decirle, que debía intentar todo lo posible para no correrme (aunque si lo hacía no me castigaría con especial dureza, dados los atenuantes) y que procurase que la chica tuviera dos o tres orgasmos por lo menos. Luego me dio la dirección de la tienda y me dijo que pasara a las ocho y media, a la hora de cerrar, recién duchado y sin cinturón de castidad. Fui a la hora fijada, le dije que me mandaba mi Señora (di su nombre, eso sí) y ella sonrió, me dijo que pasara a la trastienda y bajó la persiana metálica. En el pequeño almacén había una mesa de esas de oficina grande, donde se apoyó y me dijo que me desnudara. Obedecí y en cuanto me vi sin ropa tuve una enorme erección, aumentada por la humillación de llevar en el muslo las iniciales de mi Señora. Ella sonrió más, separó las piernas y me hizo una seña para que fuera, así que entendí lo que tenía que hacer y me arrodillé ante ella. Primero usé la lengua, le subí la falda larga que llevaba (no me atreví a quitársela), le bajé las bragas, le acaricié los muslos y le di todo el placer que pude hasta que tuvo un orgasmo. Luego me incorporé y le quité la camiseta para poder besar y acariciar sus grandes pechos mientras utilizaba mis dedos para darle un nuevo orgasmo. Ella estaba disfrutando, pero yo estaba enloquecido, creo que si me llega a haber tocado una sola vez me hubiera corrido al instante. Afortunadamente no lo hizo y pude aguantar con cierta tranquilidad. Cuando tuvo su segundo orgasmo, se dio la vuelta y me tendió un condón, ¡hacía tanto que no usaba uno! Ahí sí creí que me correría, pero los movimientos de la chica sumados a los míos hicieron que terminase pronto y aunque algo se escapó, de todos modos, pude cumplir por los pelos con la orden y no tuve orgasmo, sólo un pequeño escape que se quedó en el condón. Ella se quedó apoyada en la mesa, jadeando, hasta que se recuperó, se puso de nuevo la camiseta para volver a vestirse, se volvió hacia mí, me besó y me dijo: "Wow, qué bueno. Anda, vístete y vete". Nada más. Me vestí en silencio, avergonzado por haber sido utilizado como un mero objeto sexual, pero a la vez alucinado por haber vuelto a poder disfrutar de ese modo y porque mi Señora había dado un paso más allá, me había convertido en algo de su propiedad tan común como un bolso o una chaqueta, porque hasta se lo prestaba a sus amigas. Salí de la tienda hecho un mar de dudas, sin saber si pesaba más el lado humillante y sumiso de lo que acababa de pasar o el mero placer, aunque supongo que el segundo depende en grandísima medida del primero: le había hecho el amor a una chica que no me gustaba, pero porque me lo habían ordenado. Creo que sí, que el lado sumiso pesa mucho más. Mi Señora me esperaba en el salón, sentada en el sofá, vestida con una camiseta de tirantes y una falda larga y un cojín en el regazo. Me desnudé y me arrodillé ante Ella, notando cómo mi pene volvía a intentar subir, así que Ella sonrió, retiró el cojín y cruzó la pierna: la falda era de esas con abertura, así que pude verle su espléndido muslo. Me dijo que su amiga la había escrito y que había quedado muy contenta, que igual le pedía que fuera otra vez y que hasta pagaría si hacía falta. Así que Ella también estaba contenta, porque ya me había convertido en su putita. "No un gigoló, para eso tienes que ser un hombre, pero al menos ya eres una putita, algo es algo". Me ordenó contarle todo con detalles, así que reviví lo sucedido y, claro, me excité y me empalmé otra vez. Ella lo vio y reconoció que también se había excitado, así que descruzó las piernas, apartó la falda y entonces me di cuenta de por qué antes se había tapado con un almohadón: tenía puesto el consolador con el arnés y ahora apuntaba a mi cara. "Chúpamela, putita", me dijo. Obedecí, claro, con las manos a la espalda (no la puedo tocar si no me autoriza) y poco después me puso a cuatro patas y me la metió con fuerza, con mucha más fuerza que otras veces, empujando como si tuviera prisa. Con semejante excitación y encima sintiendo aquella polla de plástico taladrándome con una fuerza poco habitual, pasó lo que tenía que pasar, así que le supliqué que si por favor me dejaba correrme. Mi Señora se empezó a reír a carcajadas, claro, me dijo que no y se paró, pero yo ya había vertido algo de semen. Cuando lo vio, se volvió a reír y me dijo una frase que todavía tengo (y tendré mucho tiempo) incrustada en la cabeza: "Lo tuyo es mucho. Vienes de follar ¡y te corres luego, cuando te dan por el culo!". Colorado como un tomate por la vergüenza, lamí todo hasta dejar el suelo limpio, luego me azotó por haber ido a su casa sin cinturón de castidad y por haberle mirado el muslo y me ordenó que me vistiera y me fuera. Todavía estoy alucinado por lo ocurrido y por el paso adelante que hemos dado como Ama/esclavo; me cuesta hasta creérmelo. Eso sí, aún no me ha dicho cuándo empezará mi próximo periodo de castidad ni cuánto durará . Dice que le gustan mucho las propuestas que han puesto en el hilo de Súplica de perdón, aunque yo me veo incapaz de aguantar tres meses, y que esperará un par o tres de días más por si alguien sugiere otra cosa; pero que me vaya haciendo a la idea de que andará por ese tiempo y sólo me quitará la jaula para castigarme en el pene: el resto del tiempo, azotes incluidos, tendré que llevarlo puesto. |
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Hoy no se si le he encontrado la parte buena a lo ocurrido. Anoche me reuní con mi Señora, de igual a igual y con una cerveza por medio esta vez, y estuvimos hablando sobre ello, y sobre el hecho de que me viera su novio en aquella otra ocasión (que, por cierto, me ha confirmado que efectivamente lo han dejado aunque yo no tuve nada que ver, parece ser que él se va a trabajar al extranjero)... en fin, sobre todo este tipo de "exhibicionismos".
Es cierto que mientras iba a la tienda de esa chica no le di demasiadas vueltas a lo que iba a hacer: mi Ama me había dado una orden y yo la cumplía, nada más. Supongo que estar totalmente encendido me hizo no mirar más allá, y es ahora, cuando ya ha pasado el calentón, cuando los dos nos hemos parado a pensar realmente en lo que ha pasado. Hasta este año siempre habíamos estado sólo los dos y fue cuando dimos el paso de que Ella llamase a una amiga suya que participó en una sesión y en el pequeño juego del mes pasado, pero nada más. Esto del otro día, aparte de hacer que otra persona conozca nuestros juegos, tiene sus riesgos, claro. En este caso, a mí la chica no me gustaba, pero ¿y si me hubiera gustado? ¿Y si, por lo que fuera, después de estar con ella, en lugar de limitarme a cumplir las órdenes nos hubiésemos visto de nuevo o hubiésemos quedado para otro día? Mi Señora me reconoció que tampoco le había dado muchas vueltas, que simplemente le había parecido divertido y que temía haber pecado de ligereza. Yo le reconocí que no me había sentido mal por ser utilizado para dar placer a otra mujer, que me lo había tomado como una orden más dentro de nuestra relación Ama-esclavo, pero también que me preocupaba un poco la dirección que estábamos tomando. Es decir, la fantasía de ser utilizado o cedido a otras mujeres (igual que la humillación pública y otras de ese tipo) está muy bien y a veces se lleva a cabo y funciona, pero siempre tiene unas connotaciones y unas consecuencias, y, por lo que hablamos ayer, no estamos muy seguros de querer seguir por ese camino. Al menos yo no. Acepté, sí, como acepté en su día que mi Señora follase con su novio mientras yo estaba desnudo y atado en el salón, pero ahora mismo no me veo capaz de hacerlo de nuevo. Aunque no lo parezca y pese al anonimato que brinda el Foro, para mí ya es bastante humillante contar aquí si me he corrido sin permiso o no, o leer que debería pasar tres meses o más en castidad, así que para volver a presentarme como esclavo ante personas que no conozco creo que necesito un poco más de tiempo. De momento lo hemos dejado así. Durante una temporada seguiremos estando los dos, más este Foro (me ha dicho que lo lee con más frecuencia) y como mucho su amiga, la que ya nos conocía. Luego me ha guiñado el ojo, me ha dicho que volvía a ser mi Ama, que me preparase porque todo apuntaba a un mínimo de tres meses con la polla enjaulada y... y que no me dejaba acabarme la cerveza, que un esclavo sólo podía beber agua. |
Mensaje de audio de whatsapp de mi Señora, recibido esta mañana a primera hora. Me ha ordenado copiarlo en este hilo habitual y también en el que abrí al correrme sin permiso:
A ver, imbécil, escucha. Y escúchame bien que no te lo voy a repetir. Ya lo he decidido. Te vas a quedar en castidad hasta el 1 de noviembre. Te vas a tirar tres meses, como te decían en el foro ese en el que estás, o sea, los dos que quedan de verano y el famoso Locktober, que ya te dije que este año lo ibas a hacer sí o sí. Como te corras sin permiso, o cada vez que tengas un escape de semen que me parezca grande, o haya líquido preseminal o pase algo parecido, te quedarás un mes más. Bueno, y te va a doler el culo muuuuucho tiempo, así que yo que tú tendría mucho cuidado. Ah, sí. Los días 1,5,10,15,20, 25 y 30 de cada mes te quitaré la jaula y te castigaré en la polla y los huevos como me apetezca o como se me ocurra, me ha parecido una buena idea. Es más, dile a los del Foro que se admiten sugerencias, eh? que me encantan las que han dado hasta ahora. Me recordarás tú que tengo que castigarte cada día que toque, eso sí, me mandas un correo y si no estoy ese día, ya me buscaré la vida y te mandaré a alguien o tendrás que darte tú mismo, no lo sé, ya veré. Qué penita, verdad? Pobrecito el esclavito. Pero para que no digas que soy cruel, mira, como mañana ya es 30, te quitaré la jaula. Te voy a dejar 30 segundos para correrte, a ver si eres capaz de hacerlo por última vez antes de empezar. Si no, pues... te jodes. Y no pongas esa carita de pena que pones siempre, vale? que el otro día follaste y eso para un cerdo como tú es como si le hubiese tocado la lotería. Te ha quedado claro, ¿no? Pues hala, a disfrutar del verano. |
Tres meses de castidad a partir de hoy, sin retirar la jaula más que lo imprescindible para su limpieza y comprobar que todo esté bien, y por supuesto sólo en presencia de mi Señora. Aún estoy dolorido y casi hasta me mareé en el poco tiempo que estuve ante Ella y perdí los treinta segundos que me iba a dejar para intentar correrme, de modo que no pude ni tocarme.
Fui a su casa al salir de trabajar, me desnudé y para mi sorpresa me quitó el cinturón de castidad. Entonces fue cuando me recordó que iba a estar tres meses sin poder correrme y que si quería hacer una última intentona con esos famosos treinta segundos, tendría que soportar tres patadas en los huevos, una por cada mes: si me caía al suelo, aunque fuera sólo poniéndome de rodillas, los perdería y sumaría un día más por cada vez que cayese. Me ató las manos a la espalda, me amordazó, me hizo separar las piernas y se puso unos zapatos. Yo empecé a temblar, lo confieso, porque mi Señora casi nunca me había castigado de ese modo (todo lo más, palmadas en la polla y algún rodillazo), pero enseguida me dio la primera patada. Grité y me encogí, pero no llegué a caerme, no me había dado excesivamente fuerte, aunque reconozco que me dolió bastante. Luego me dio la segunda y ahí me doblé tanto que acabé por poner una rodilla en el suelo, así que ya había perdido cualquier posibilidad de intentar tener un orgasmo. Cuando conseguí levantarme ("deja de quejarte como una maricona, arriba, imbécil") me dio la tercera, puede que más dura, pero no sé cómo pude aguantar de pie. Así que me miró, enfadada y me volvió a patear dos veces más, hasta que de nuevo me doblé y quedé en el suelo encogido. "Así está mejor", me dijo. "Hala, tres meses y dos días. Y ahora lárgate que he quedado para comer y tengo que arreglarme". Así que me levanté con dificultad, me vestí y me fui. En cuanto llegué a casa, ya con el dolor más calmado, me volví a poner el cinturón (le mandé una foto para que lo comprobase) y, puesto que me dio permiso, me tumbé un rato, todavía dolorido y temiendo que más me vale acostumbrarme a este tipo de disciplina. El domingo, día 1, me lo quitará otra vez y me ha dicho que me castigará como sugiere adoracionfemenina en el otro hilo, le ha parecido "divertidísimo". La propuesta de Albertos de utilizar jengibre en polvo la probará el próximo día 5. Si alguien propone más cosas ha dicho que me las hará, así que empiezo este periodo de castidad aterrado. |
Mi Señora cambió sus planes y, puesto que mañana domingo estará fuera todo el día, decidió aplicarme hoy el castigo correspondiente al día 1 y así "marcharme tranquila". Lo primero que hizo fue obligarme a cancelar una cena que tenía, ya que este fin de semana tengo que hacer todas mis comidas en el cuenco para perros, y además me dijo que los esclavos no cenábamos en los restaurantes y mucho menos "como si fueras un hombre de verdad".
Ella sí iba a cenar fuera, de modo que me citó en su casa a las siete. Cuando me desnudé me quitó el cinturón de castidad y me azotó en el culo hasta dejármelo bien morado. Entonces me llevó a la cocina y me puse a temblar cuando vi un cubo de agua lleno hasta el borde, de seis litros, me dijo que era ("si esto sale bien, el lunes me compras uno más grande"). Siempre sonriendo, me ató una cuerda a los testículos, apretando bien, me puso de rodillas y luego la unió al asa del cubo. Al levantarme noté un tremendo tirón, el cubo se balanceó y varias gotas cayeron al suelo, así que mi Señora me dijo que en vez de diez paletazos serían veinte. Me hizo poner las manos detrás de la cabeza y empezó el suplicio. Perdí la cuenta dos veces, porque me confundí al cantar los golpes, de manera que empezamos de nuevo y cuando estaba a punto de acabar la tercera tanda, un balanceo del cubo tiró más agua. A esas alturas yo sentía que mis testículos iban estallar, ya que no podía soportar el peso ni la lluvia de golpes que me daba con una pequeña pala de madera, pero de alguna manera logré controlar el temblor de mis piernas y concentrarme entre jadeos y gemidos para decir los números correctamente. Fue casi media hora de suplicio horroroso en la que, eso sí, siempre tuve claro que me lo merecía y que eso era lo que me esperaba si volvía a correrme sin permiso. Y, desde luego, es algo que no quiero repetir. Cuando terminó me permitió arrodillarme, así que pude, por fin, descansar un poco del terrible tirón. Luego me desató y me hizo acompañarla al baño mientras se arreglaba: mientras ella se duchaba, yo estaba de rodillas con los brazos extendidos, de manera que puso en ellos la toalla y colgando sobre mi cabeza, como si yo fuera un perchero, otra más pequeña con la que iba a secarse el pelo. Me quedé así, reducido a un mero toallero mientras se arreglaba y maquillaba; luego recogí el baño mientras se vestía y cuando estuvo lista, limpié las tiras de sus sandalias con mi lengua. Salió al rellano, dejando la puerta abierta mientras yo me vestía en la entrada, nervioso por si a alguno de sus vecinos le daba por salir en ese momento, pero afortunadamente no sucedió nada. Se despidió de mí con un beso en la mejilla y una bofetada, se metió en el ascensor y se fue con sus amigas. Yo bajé andando y volví a mi casa. Así que en lugar de estar disfrutando de una agradable cena en una terraza, mi pene y mis testículos siguen enrojecidos y me duelen, acabo de comer sobras mezcladas en un cuenco de comida para perros y ya tengo de nuevo puesto el cinturón de castidad. |
PATETICO.
Es una barbaridad lo que dices, sobre todo porque habrá personas sin ninguna personalidad que te sigan en tus ideas y las lleven a cabo. Es una barbaridad, si fuera cierto, que haya personas que se degraden de esa forma y de otras que disfruten haciendo o pensando degradar a otras. Por supuesto, también a los que alientan este tipo de hechos. Vaya sociedad que se está degenerando. Todo el mundo puede tener sus "aficiones", sus sueños, pero siempre en un ambiente de respeto al otro. |
Administrador
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Por favor, Mej-2, te ruego que entiendas que este foro trata temas como la castidad, la sumisión y la dominación. A mí personalmente no me llaman las prácticas que describe el mensaje al que respondes, pero no debemos calificar la situación de patética. |
Gracias, nuevocontrol
Entiendo que no a todo el mundo le guste ni mi historia ni lo que hago o me hacen (en este caso, además, sugerencia de otro participante), por supuesto. A mí tampoco me gustan cosas que cuentan o proponen otros usuarios, alguna de las cuales me parece bastante peor, y me limito o a no leerlos o a no comentarlos, creo que no es necesario nada más en un foro donde hay muchos participantes y muchos más lectores. Recuerdo que TODO está hablado, pactado y consensuado, que los juegos entre mi Señora y yo son eso, juegos, y que los llevamos a cabo porque ambos estamos de acuerdo. |
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