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Esto tiene sus altos y bajos, Peqe. Siempre subyace nuestra naturaleza sumisa, pero para nuestras Dueñas eso puede suponer una tensión agotadora, pues indirectamente las metemos en el lío de poseernos, y tal vez no siempre lo quieran.
Para mi la castidad es, inspirado por ti, por cierto, ya una forma en sí misma de entrega. Claro, yo, enjaulado lo tengo más sencillo, pero es también algo de predisposición mental. Yo soy de Ella en toda circunstancia y mi placer también la pertenece.
Ojalá pronto encuentres la motivación para ofrecer a tu Señora tu castidad.
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